Laura Batres encuentra lo mejor de sí misma en la costa asturiana

“El Cantábrico es mi refugio para todo, tanto si estoy alegre como si estoy triste. Me gusta estar ahí cuando necesito encontrar ese momento de tranquilidad que muchas veces la gran ciudad no te deja. El ver el mar por delante y la montaña por detrás me transmite mucha paz”, explica esta óptica optometrista, dedicada a la docencia y a la investigación en la Universidad Complutense de Madrid.

Atrás quedó la época en la que estaba ilusionada con ser delineante de arquitectura porque, curiosamente, sus altos niveles de hipermetropía y astigmatismo podían ser limitantes. La óptica, de fascinantes raíces en la física, le abrió tantas puertas profesionales que incluso la ha podido cruzar con otras disciplinas. El mejor ejemplo es la relación con su hermana Covadonga, psicóloga clínica, con quien ha podido confirmar que muchos problemas de concentración infantil pueden estar asociados a afecciones tan comunes como la miopía, una de sus especialidades.

Laura Batres: “La aceptación de la orto-k en los adultos es muy alta”

Experta también en estrabismo y ortóptica, su mundo empieza a girar a las 6:30 para desayunar con calma, mientras escucha la radio y espera que su hija de 5 años se despierte para llevarla al cole. Después es Gonzo el que reclama un largo paseo matutino y finalmente, llega su momento de emprender el camino a la Universidad. Cada tarde a las 5:00 Julia vuelve a ser la gran protagonista de la jornada, pero todo este engranaje no sería posible sin David, pieza esencial desde hace 25 años. “Él es mi 50% en todo. De hecho, sin él no hubiera sido posible dar un giro profesional en mi vida para dejar atrás un trabajo estable como óptica y apostar por el mundo académico”, recuerda Batres.

Las noches suelen ser menos predecibles. Si el sueño no la vence junto a la pequeña, es probable que lea un libro o que se enganche a una serie. “Me gusta descubrir a mis amigos por sus lecturas”, dice. Así que gracias a ellos hoy se mueve entre ‘La historia de un canalla’, de Julia Navarro y ‘Vírgenes, esposas, amantes y putas’, de Amarna Miller. Reflexiva y crítica, Laura busca en la tele tramas de ficción que la lleven a pensar en temas trascendentes como el maltrato silencioso que sufre Miren, la protagonista de ‘Querer’ o la soledad a la que se enfrenta Álex, el músico de ‘La última noche en Tremor’.

Para ella, la investigación también tiene mucho de soledad y de evasión y eso le gusta, aunque corre el riesgo de caer en la trampa de la excesiva autoexigencia. Por suerte, puede contar con Julia para recordarle que “no pasa nada” si las cosas no salen como espera y con David para apoyarse siempre que lo necesita.