Pilar Bernabéu y el reto de emprender en un pueblo de 6.500 habitantes

Constantí es un pueblo 6.500 habitantes, situado a siete kilómetros de Tarragona, que no tenía una óptica desde el año 2020 hasta el pasado marzo…

Hay quienes sueñan en voz baja y quienes, como Pilar Bernabéu, convierten sus sueños en realidad con la fuerza serena de quien cree profundamente en lo que hace. Nacida un 12 de mayo en Castalla, una pequeña localidad rodeada de montañas en la provincia de Alicante, Pilar conserva en su memoria la calidez de las tardes de infancia jugando con sus hermanas y primos en casa de sus abuelos. Ese universo sencillo y feliz, donde cada rincón era un refugio, fue quizá la primera semilla de una mirada hacia el mundo que hoy, décadas después, sigue teñida de gratitud y afecto.

Cuando habla de Castalla, se le iluminan los ojos: “¿Cómo crees que lo puedo definir? Como el mejor pueblo del mundo”. Es allí donde aprendió que el hogar siempre es ese lugar al que se vuelve para recargar el alma. Ahora, desde Cnstantí, Pilar atesora cada visita a la casa de sus padres como un viaje a la raíz.

Su amor por la lectura y las bibliotecas es más que un pasatiempo; es un reflejo de su curiosidad insaciable. Aunque disfruta de las novelas de intriga, últimamente dedica sus lecturas a la neurología. Le fascina entender cómo el cerebro humano y la visión se entrelazan en un entramado complejo y perfecto: “Somos seres fantásticos, organizados de una manera fascinante”, dice con la pasión de quien contempla la ciencia como una aventura sin fin.

El camino hacia la optometría

Curiosamente, Pilar no siempre supo que sería óptico-optometrista. Llegó a esta profesión “de rebote”, como ella misma reconoce, quizá porque, al principio, la asociaba únicamente a la venta de gafas, una idea que no terminaba de seducirla. Pero la vida, siempre sabia, la condujo hasta allí y hoy puede decir con total certeza: “Ahora, después de estos años, creo que no podría haber estudiado algo mejor”. Su enfoque va mucho más allá de la vista; abraza la visión como una función global del ser humano, un prisma desde el que entender la salud y la vida.

Tras acabar sus estudios, comenzó a trabajar en una óptica en Castalla, donde encontró en Javi y Paco, sus primeros jefes, unos mentores generosos que le ayudaron a dar sus primeros pasos profesionales. Más tarde, el amor la llevó hasta Tarragona. Durante casi 20 años trabajó en una óptica de referencia, donde ejerció como encargada y directora técnica. Allí, además de perfeccionar sus conocimientos, aprendió a liderar equipos y a tratar con clientes, a escuchar con empatía y a resolver con determinación. Fueron años de intenso aprendizaje que consolidaron sus capacidades, pero también años en los que germinaba un anhelo: el de emprender.

El fuego lento de un sueño

“Yo vengo de familia emprendedora”, explica Pilar. Sus padres, sus tíos, su pareja… siempre ha respirado ese ambiente de iniciativa y visión empresarial. No es extraño, por tanto, que esa inquietud habitara en ella desde que empezó a estudiar. “Hemos hablado en casa mil veces… pero las cosas muchas veces llegan cuando tienen que llegar, y ahora era el momento”. Así nació Innova Visió, un proyecto cocinado a fuego lento, con la madurez y la confianza que dan los años de experiencia.

Elegir Constantí, un pueblo cercano a Tarragona, no fue casualidad. Buscaban un entorno familiar, un lugar donde el trato con las personas fuera más cercano y humano. “Surgió en Constantí y pensamos: ¿por qué no?”, recuerda Pilar. Y así, con la valentía que distingue a los que deciden salir de su zona de confort, emprendió junto a su pareja el viaje de dar forma a su propio espacio de salud visual.

Miedo y coraje a partes iguales

Emprender nunca es fácil. Hay dudas, hay miedos, hay noches de insomnio. Pilar lo sabe bien: “El mayor reto es superar el miedo, el ‘no sé si lo haremos bien’, ‘si estamos preparados’… pero al final han podido siempre más las ganas”. Con esa filosofía de “si tienes miedo, hazlo con miedo, pero hazlo”, fue venciendo cada obstáculo, convirtiendo la incertidumbre en aprendizaje y el vértigo en energía.

Hoy, mirando atrás, reconoce que todo ha merecido la pena. La apertura de Innova Visió no solo fue un hito profesional; fue también un acto de reafirmación personal. “Esa sensación de ‘estar donde quería estar’ no tiene precio”, afirma con una sonrisa serena. Ha aprendido que los límites no existen cuando las cosas se hacen con cariño, y que el verdadero éxito es sentirse en el lugar adecuado, haciendo lo que se ama.

Su trabajo va mucho más allá de la técnica. Como especialista en terapia visual, Pilar aborda la visión desde un enfoque integral, relacionando síntomas y signos con la neurología, evaluando al paciente de manera global. Cada caso es un reto y una oportunidad de innovar, de hacer las cosas de forma diferente. Porque, para ella, emprender es exactamente eso: “superarte a ti mismo, intentar hacer las cosas mejor, salir de lo cotidiano, inventar, mejorar y, sobre todo, no perder nunca la esencia de uno mismo”.

Hay una frase que Pilar lleva grabada a fuego: “A la única persona que tienes que superar es a ti mismo”. Es el mantra que guía cada paso en su camino, el recordatorio de que el verdadero crecimiento sucede cuando te atreves a ir más allá de tus propios límites.

Innova Visió no es solo una óptica. Es la materialización de un sueño largamente acariciado, el fruto de años de trabajo y pasión. Es también el reflejo de una mujer que un día decidió transformar el miedo en motor y la ilusión en brújula. Una mujer que, como la niña que jugaba feliz en Castalla, sigue mirando el mundo con ojos llenos de luz.