El cierre de la Óptica Torregrosa de Alicante, que se producirá el próximo 5 de febrero, viene a ser la constatación de otra de las realidades del sector que, por la falta de relevo generacional, ve cómo algunos de sus establecimientos emblemáticos desaparecen.
Ópticas históricas… sin relevo generacional
Lo cierto es que existen muchos ópticos -algunos de gran experiencia y muy enamorados de su profesión- que ya ven que se acerca el momento de la retirada y, muy a su pesar, no tienen a quien dejar el negocio construido a lo largo de su vida
Y con la desaparición de esos establecimientos, las sociedades pierden el acervo de unas personas que han dedicado toda una vida a la óptica o/y a la gestión de este tipo de establecimientos. Óptica Torregrosa, por ejemplo, nació en 1968 por iniciativa de José Torregrosa, quien pasó el testigo a sus hijas Toñi y Pepa, que ahora mismo ya están a las puertas de la jubilación.
El de Óptica Torregrosa no es ni será el único caso de cese de negocio por este tipo de causas. El pasado agosto, Óptica Budesca, en Tarragona, cerró su persiana de manera definitiva después de 125 años y tres generaciones de la familia Budesca al frente del negocio.
Eulalia Budesca, que dirigía el negocio desde 1991, dijo al diario Fet a Tarragona que ella estudió óptica por tradición familiar y heredó el negocio de manos de su padre. Sin embargo, la historia no se repitió con sus hijos, que no quisieron seguir sus pasos.
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Hace poco, Navarra.com publicó un artículos sobre los 60 años de Óptica Navarra, una empresa que en la actualidad la dirige Iñaki Úkar, uno de los hijos del matrimonio que fundó el negocio.
Úkar, que ahora tiene 53 años, explica en ese artículo la historia de Óptica Navarra y, en un momento determinado, dice: “Es complicado el relevo familiar. Yo no tengo hijos. De mis hermanos uno si tiene pero no los veo por la labor. Hasta los 67 nos quedan años, pero llegará el momento de plantearnos lo que hay que hacer en el futuro. No hay sobrinos ni hijos que quieran seguir por ahora, aunque nunca sabes lo que puede ocurrir”.
Lo cierto es que existen muchos ópticos -algunos de gran experiencia y muy enamorados de su profesión- que viven con la certeza de que se acerca el momento de su retirada y, muy a su pesar, no tienen a quien dejar el negocio construido a lo largo de su vida. Y muchos de ellos no lo tienen porque sus descendientes simplemente han decidido tomar otro camino profesional.
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