Carolina Lober: “La sostenibilidad influye cada vez más en el mundo de las gafas”

Respuesta: Literalmente, llevo gafas desde que iba en el carrito. Mis padres notaron que desviaba un ojo, tenía estrabismo intermitente divergente y se sumaron la miopía y el astigmatismo. Desde entonces, las gafas han sido una constante en mi vida, siempre presentes desde mis primeros recuerdos, acompañándome en cada etapa.

P. De esa niñez de las gafas a su edad adulta, ¿cuál ha sido la evolución de las gafas?

R. Podría decir que he llevado gafas de todas las formas, colores y estilos. De niña, los modelos eran muy básicos: grandes, toscos y en colores neutros o marrones, lo que yo llamaba las típicas gafas de Steve Urkel. A medida que crecí, las opciones empezaron a diversificarse, con monturas más modernas y colores vivos, lo que hizo que el momento de elegir gafas se volviera algo más divertido. Ahora, de adulta y trabajando en el sector óptico, he tenido la oportunidad de experimentar con una gran variedad de formas, materiales y estilos.

P. Para usted, ¿qué significan las gafas?

R. Pasaron de ser un símbolo de inseguridades durante mi infancia y adolescencia a, hoy en día, convertirse en mi pasión y en mi profesión. Las gafas no solo son mi trabajo, sino también la herramienta con la que ayudo a las personas a sentirse y verse mejor. Mi enfoque está en mostrar que pueden ser un aliado poderoso para proyectar su mejor versión, siempre desde el punto de vista de la asesoría de imagen, sin restar nunca importancia a su función clínica, que es fundamental.

P. ¿Las gafas que llevamos son el reflejo de nuestra personalidad?

R. Las gafas que llevamos no siempre reflejan nuestra personalidad, y eso depende mucho de cómo las hemos elegido. Por mi experiencia, tras 14 años asesorando gafas, he visto elecciones que no siempre representan la esencia de una persona o lo que quiere comunicar. Mi trabajo consiste en encontrar esas gafas que realmente conecten con su identidad, resaltando su mejor versión y ayudándole a proyectar la imagen que necesita transmitir.

P. ¿Cuáles son los estilos que dominan el diseño de las gafas en 2025?

R. Para 2025, las gafas evolucionan hacia la fusión entre funcionalidad, innovación y estilo. Vemos una explosión de color, con degradados y combinaciones atrevidas que convierten cada montura en una declaración de personalidad. La tecnología estará presente con gafas inteligentes.

Por otro lado, los diseños minimalistas se mantienen esenciales, con líneas limpias y materiales ultraligeros, mientras que las monturas llamativas y geométricas demuestran que el atrevimiento también tiene su espacio. La inspiración vintage sigue marcando tendencia, con clásicos como las gafas redondas y de aviador reinterpretadas con detalles modernos.

La sostenibilidad es cada vez más importante, con materiales ecológicos y procesos responsables. Y no podemos olvidar las monturas transparentes o en tonos suaves, dentro de lo que llamo visible-invisible: visibles por el volumen del material, pero sutiles y casi imperceptibles por su color.

P. ¿En qué influye el concepto ‘eco’ en una marca de gafas?

R. Influye de manera significativa, aportando un valor diferencial y un fuerte compromiso con el medioambiente. Al incorporar materiales respetuosos con el entorno, las marcas no solo reducen su impacto ambiental, sino que también ofrecen productos alineados con los valores de un consumidor más consciente.

Además, este enfoque tiene un impacto directo en los procesos de fabricación, priorizando prácticas responsables como la reducción de desechos, el uso eficiente de energía y la minimización de emisiones. Esto refuerza la percepción de la marca como ética y comprometida, cualidades esenciales en el mercado actual.

Por último, también transforma la comunicación de la marca, generando una narrativa que conecta emocionalmente con el público. Es decir, que sus gafas serían también una expresión de compromiso con el planeta y un consumo más responsable.

P. ¿El consumidor está demandado esas gafas ‘eco’?

R. El consumidor actual valora cada vez más la sostenibilidad en sus decisiones de compra, y las gafas no son una excepción. Al igual que en sectores como la moda, la cosmética o incluso la tecnología, existe una creciente demanda de productos que respeten el medio ambiente.

P. Uno de los obstáculos que frenan la multiposesión en el segmento de las gafas es el precio. ¿Qué hacer para superar este problema?

R. Yo creo que aquí es fundamental centrarse en el servicio y en ofrecer un valor diferencial. Como siempre digo, el cliente que se va por precio volverá por servicio, pero el que se va por servicio no volverá a ningún precio.

La clave está en educar al cliente y comunicar claramente este valor diferencial. En mi especialidad, implica argumentar cada propuesta: explicar cómo una gafa puede complementar y potenciar la imagen, y cómo diferentes monturas pueden adaptarse a necesidades específicas o a proyectar distintas facetas en cada momento.

Es esencial construir una narrativa sólida que conecte emocionalmente con el cliente y justifique el valor de la inversión.

P. Ha llegado la era de las gafas inteligentes. ¿Cuál cree que será la evolución en el diseño de este tipo de productos?

R. Las gafas inteligentes están evolucionando para parecerse cada vez más a unas gafas normales, ligeras y cómodas. Es decir, todo apunta a un futuro donde estilo, comodidad y funciones avanzadas van de la mano.

P. En el diseño de las gafas, ¿dónde está el límite?

R. Yo creo que no lo hay. Es un campo infinito donde la creatividad lo es todo. Con más razón ahora, viendo los avances en tecnologías como la impresión 3D y la inteligencia artificial. Esto da a los diseñadores una libertad para crear monturas únicas y personalizadas, permitiendo que cada persona exprese su identidad. Sin olvidarnos de la artesanía y la fabricación a mano, que aportan un nivel de detalle y exclusividad inigualables.