Cuando Olivia y Lucas se pregunten por el origen de sus nombres, descubrirán que Olivia Dunham y Lucas Hood inspiraron a sus padres. La primera, agente especial del FBI en ‘Fringe’ y el segundo, misterioso sheriff en ‘Banshee’, son personajes de ficción que atrapan por su carácter y determinación. Para su madre, seguidora fiel de ambas series, este pudo haber sido un factor decisivo, pero por encima de todo está el deseo de que sus peques puedan conseguir lo que se propongan. “Me gustaría ver a mis hijos felices en lo que quieran ser o hacer y que sepan que siempre estaremos ahí para apoyarles”, explica Toñi Casares Vaz, subdirectora de la Óptica Universitaria del Paseo San Juan en Barcelona.
Toñi Casares detiene el mundo ante una buena serie
Cuando era muy pequeña, Toñi descubrió lo que era la ceguera a través de su abuela, Fernanda. Al convivir con ella pudo comprobar cómo se mueve una persona invidente “en un mundo sin luz”
Ella misma se siente muy afortunada de poder trabajar en lo que tanto le gusta y compaginar su carrera con el rol de madre. Olivia, de 2 años y Lucas, de 8, ocupan gran parte de su tiempo, pero en cuanto puede dedicarse a sí misma, su plan favorito es ver una serie. Si no hay alguna novedad que la enganche, siempre le quedarán las clásicas: Castle, Friends, Anatomía de Grey o incluso, Outlander en cualquiera de sus temporadas.
Su fascinación por la imagen en movimiento se extiende a las películas y, sobre todo, a aquellas cuyos escenarios pueda explorar después como turista. Su esposo, Dídac, es su mejor cómplice en esta tarea. Juntos, subieron al mirador del Empire State como Meg Ryan y Tom Hanks en ‘Algo para recordar’ y juntos, quieren viajar a Los Ángeles para hacer su propia ruta por los lugares más icónicos de Hollywood.
Mientras ese momento llega, ella se encarga de planear las vacaciones en familia a Disneyland París o reservar fechas en un camping tranquilo, cerca de la playa. “Siempre busco rincones para salir de la rutina. Desde que empecé a trabajar en el sector de la óptica, hace 17 años, he estado de cara al público y es muy apasionante pero también te absorbe de muchas maneras porque puedes encontrar situaciones duras de pacientes que están perdiendo la visión”, puntualiza, al tiempo que recuerda la razón principal por la que decidió elegir esta profesión.
Cuando era muy pequeña, Toñi descubrió lo que era la ceguera a través de su abuela, Fernanda. Al convivir con ella pudo comprobar cómo se mueve una persona invidente “en un mundo sin luz” y qué tan elevado puede ser su nivel de dependencia. Esta experiencia y la asesoría de un tutor del Instituto marcaron su vocación, pero en cuanto se adentró en la carrera pudo conocer otras aplicaciones y facetas que la siguen cautivando. Así que su camino como óptica todavía es largo, pero mucho más fácil de la mano de Dídac, Olivia y Lucas.
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