La población de Jaraíz de la Vera, al norte de Cáceres, tiene dos grandes emblemas: su apreciado pimentón de la Vera y su querida Virgen del Salobrar. El primero puede presumir de ser reconocido en casi todas las cocinas españolas y la segunda, identifica a una de las investigadoras más sobresalientes del mundo de la optometría.
Para Elena Salobrar García la felicidad tiene nombre de pueblo cacereño
Doctora en Ciencias de la Visión, docente en la Facultad de Óptica y Optometría e Investigadora del Instituto de Investigaciones Oftalmológicas Ramón Castroviejo, en la Universidad Complutense de Madrid, Elena estudia el papel de la retina en la detección de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer
A Elena Salobrar García Martín le gusta aclarar que su segundo nombre lo tomó de la patrona del pueblo donde nació porque “ya había otra Elena García Martín, muy buena investigadora en Zaragoza que también trabaja en oftalmología. Así que optamos por el ‘Salobrar’ para diferenciarnos, y me encanta”. Siempre que puede vuelve a su pueblo para bañarse en una de sus gargantas de aguas cristalinas, pero la mayor parte del año se encuentra en Madrid centrada en investigar.
Doctora en Ciencias de la Visión, docente en la Facultad de Óptica y Optometría e Investigadora del Instituto de Investigaciones Oftalmológicas Ramón Castroviejo, en la Universidad Complutense de Madrid, Elena estudia el papel de la retina en la detección de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
Elena Salobrar García Martín, una investigadora de renombre en Ciencias de la Salud
Para ella la ciencia es una pasión fascinante en la que resulta imposible aburrirse, así que su día a día depende del papel que tenga que desempeñar. Puede ser optometrista y atender pacientes en consulta, ejercer como profesora, hacer investigación, supervisar ensayos clínicos… pero entre tantas facetas, la de madre es una asignatura imprescindible.
El momento del desayuno con sus dos hijas es sagrado y dos tardes a la semana pasa por ellas al cole para dedicarles atención exclusiva. “Me gusta disfrutar de mi familia”, explica, “es verdad que tengo una trayectoria científica y académica muy potente y eso ha sido gracias a que he tenido el gran apoyo de mi marido que durante todo este tiempo ha estado donde yo no podía estar. Ahora toca devolverles todo el tiempo”.
Atrás quedaron las épocas en las que no desconectaba el teléfono y estaba disponible para cualquier asunto laboral. Hoy en día, Elena intenta descansar siempre que puede y hacer lo que más le gusta: ver series con Antonio, su esposo, y jugar con sus hijas, Paula de nueve años y Marta, de cinco.
La lectura también ocupa un lugar importante en esta lista, sobre todo en agosto. De la novela histórica de Jesús Sánchez Adalid puede pasar a los diálogos intimistas de Haruki Murakami o a los relatos familiares de Isabel Allende, pero lo que nunca llegará a sus manos será un texto de autoayuda o una historia “pastelosa”. Enamorada de los paisajes en todas sus formas, la doctora García Martín hace maletas siempre que puede porque “al que le gusta viajar, cualquier sitio le parece fascinante”.
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