Este artículo forma parte del «Cuaderno de la Óptica, Salud Visual y Audiología«, que está centrado en la miopía.
La miopía, la pandemia invisible
La miopía ya no una disfunción visual. Es más que eso, es un problema de salud pública que si no se resuelve terminará por impactar a toda la sociedad, tanto desde el punto de vista ecoómico como social. La OMS considera a la miopía como una de las pandemias del siglo XXI.
La miopía ya es más que un problema: es una pandemia (con permiso de la covid) que, en un futuro, tendrá repercusiones importantes en la sociedad, tanto desde el punto de vista económico como del social.
De hecho, esa es una verdad como un templo, pero, de manera paradójica, la miopía es invisible; nadie lo ve (pese a que es un problema de salud pública), aunque lo tenemos frente a nuestros ojos. Cada día, en el metro o en la calle nos cruzamos con miles de personas afectadas por la miopía y, lo más grave, es que una gran parte de ellas no lo saben.
La miopía ya es más que un problema: es una pandemia (con permiso de la covid)
La Organización Mundial de la Salud (OMS), en su último informe sobre la visión, cifra el número global de miopes en 2.600 millones, es decir, el 33% de la población mundial que, en la actualidad es de 7.800 millones.
Tal como está la cosa, la cifra de adolescentes con errores de refracción, en particular miopía, crecerá sustancialmente en las próximas décadas. Según una reciente revisión sistemática global y metaanálisis, se prevé que el número de niños y adolescentes con miopía aumente en 200 millones entre los años 2000 y 2050. Es probable que este incremento sea más marcado en las poblaciones en rápida transición económica (por ejemplo, Asia oriental) y tenga consecuencias importantes para la planificación de los servicios de atención ocular.
Más allá de las cifras, la tendencia es clara: en 2050, la mitad de la población será miope, del tal modo que esta disfunción visual tendrá de manera oficial la etiqueta de pandemia. Por ello, la OMS cree que es necesario hacer un seguimiento visual a los niños y adolescentes para detectar y tratar posibles complicaciones, como la miopía elevada.
ORIGEN MULTIFACTORIAL
El origen de muchas afecciones oculares es multifactorial; la OMS remarca que hay una serie de factores de riesgo que interactúan para aumentar tanto la susceptibilidad a una enfermedad como su propio avance.
“La duración de la diabetes, los niveles elevados de hemoglobina y la hipertensión arterial, por ejemplo, son factores de riesgo importantes para la retinopatía diabética”, dice el informe de la OMS.
El de la miopía es otro caso de origen multifactorial, ya que su aparición se produce por riesgos genéticos y ambientales. Por ejemplo, un factor de riesgo relacionado con la miopía es el de las actividades intensivas usando la visión de cerca, las cuales están cada vez más al alza debido a los nuevos hábitos de la población y el desarrollo de la tecnología.
PROBLEMAS FINANCIEROS
Los problemas sanitarios generan múltiples pérdidas. Solo basta con ver el cataclismo económico que ha provocado la covid en todos los países, de primer y tercer mundo.
Y aunque muchos no lo saben, la deficiencia visual también supone una enorme carga financiera a escala mundial, como ha quedado demostrado en una investigación que se hizo con el objeto de estimar los costes de la pérdida de productividad.
“En un estudio realizado en nueve países, se estimó que el coste anual de la deficiencia visual moderada a grave variaba entre 100 millones de dólares en Honduras, y 16.500 millones de dólares en los Estados Unidos, mientras que los costes anuales mundiales de la pérdida de productividad vinculada únicamente con la deficiencia visual por miopía y presbicia no corregidas se estimaron en 244.000 millones de dólares y 25.400 millones de dólares, respectivamente”.
el coste anual de la deficiencia visual moderada a grave varía según el país
Cabe destacar, en particular, que la carga económica de la miopía no corregida en las regiones de Asia oriental, Asia meridional y Asia sudoriental es más del doble que la de otras regiones y equivale a más del 1% del producto interno bruto, según ha precisado la OMS.
La prevalencia general de la miopía es mayor en los países de ingresos altos de la región de Asia y el Pacífico (53,4%), seguidos de cerca por Asia oriental (51,6%); la situación es más dramática en países como China o Corea del Sur, donde la tasa de la miopía en los adolescentes es del 67% y el 97%, respectivamente, en las zonas urbanas.
La zona de residencia -dice la OMS- también puede ser un determinante importante de la miopía infantil. A diferencia de las cataratas, se han encontrado tasas más altas de miopía infantil en las poblaciones urbanas de China y Australia. “Esto puede deberse al efecto de las diferencias de estilo de vida (por ejemplo, los niños que viven en zonas rurales pasan más tiempo al aire libre), la urbanización o las diferencias en los sistemas escolares y las características demográficas tales como la condición socioeconómica y la etnia”.
la zona de residencia -dice la OMS- también puede ser un determinante importante de la miopía infantil
Los cambios en el estilo de vida pueden causar un aumento en el número de personas con afecciones oculares: la reducción del tiempo que se pasa al aire libre, el aumento de las tareas en que se utiliza la visión de cerca y las mayores tasas de urbanización, entre otros factores, contribuyen a un aumento sustancial del número de personas con miopía en todo el mundo.
Así, según estimaciones que tienen en cuenta el crecimiento de la urbanización y del índice de desarrollo humano, el número de personas con miopía aumentará de 1.950 millones en 2010 a 3.360 millones en 2030.
“Durante el mismo lapso, se prevé que el número de personas con miopía alta, a menudo vinculada a complicaciones graves, aumente de 277,2 millones en 2010 a 516,7 millones en 2030”.
La OMS considera que las gafas o lentes de contacto son intervenciones funcionales, ya que no eliminan ni curan el error de refracción tratando sus causas; más bien se utilizan para compensar errores de refracción comunes como la miopía, la hipermetropía y la presbicia.
De la misma manera, la incorporación de prismas en las gafas puede utilizarse para compensar la visión doble que se produce debido a una variedad de causas. Las gafas también se utilizan en el contexto de la rehabilitación de la visión. Por ejemplo, hay lentes convexas que se incorporan a las gafas para magnificar la imagen y ayudar a las personas con baja visión a realizar cómodamente sus tareas de cerca. Las gafas son también una ayuda técnica y forman parte de la lista de productos de apoyo prioritarios de la OMS.
La OMS define los dispositivos y tecnologías de apoyo como aquellos cuya finalidad principal es mantener o aumentar la autonomía y el funcionamiento de las personas para facilitar su participación y mejorar su bienestar general.
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