Aquello de que “familia y negocios no deben mezclarse” es un consejo que Juan Francisco Alcaide ha escuchado más de una vez, pero no tiene nada que ver con su experiencia. “Bárbara, mi hermana, es mi gran apoyo. Estamos juntos en todo desde que éramos pequeños y es una maravilla trabajar con ella”, dice sin dudar. De hecho, cree que el éxito de sus dos ópticas en Valencia se debe en gran medida a su complicidad como equipo. Él lidera la parte empresarial y ella, la clínica.
Familia, empresa y Warren Buffett: el cóctel perfecto para Juan Francisco Alcaide
Óptico de profesión, Juan Francisco también se graduó en la Escuela de Negocios IESE y, siempre que puede, lee historias de grandes emprendedores

Juan Francisco Alcaide, óptico y emprendedor.
Otro elemento que rompe con aquella norma es el impulso que recibe de su esposa, Jill María. Incluso con todos los cambios que pueden generarse con una recién nacida en casa, es ella la que más ha respaldado la idea de que la empresa haya incursionado en la distribución de una marca propia de gafas. “Siempre me está animando y estoy muy agradecido de tener una pareja así. Está acostumbrada al ritmo de un empresario porque su padre lo ha sido y estoy seguro de que sin ella no hubiera pasado ni la mitad de cosas que han pasado en estos últimos años”.
Además de óptico de profesión, Juan Francisco se graduó en la Escuela de Negocios IESE y, siempre que puede, lee historias de grandes emprendedores, manuales y ensayos sobre el mundo empresarial porque admite que esta es una pasión que atraviesa su tiempo libre. La de Warren Buffett es una de las biografías que más le ha impactado “por la sencillez con la que este señor ha conseguido todo aplicando sentido común y siendo constante”.
Ahora mismo en su mesita de noche le espera ‘El cisne negro: el impacto de lo altamente improbable’, de Nassim Nicholas Taleb, un libro sobre psicología y conducta que hace énfasis en que nos preparamos más para situaciones que no nos afectan y no nos ocupamos de las realmente importantes.
Con una bebé de dos meses en casa, los avances en la lectura son muy lentos pero poco importa. Él se declara enamorado de su esposa y de su pequeña, Jill Carlota, y le encanta aprovechar todo el tiempo que puede para contemplarla. La paternidad, dice, “es como una rueda que nunca para y nunca puedes descansar”, pero nada más verla “es muy bonito, ya te hace el día”.
Tranquilo y pausado, Juan Francisco tiene claro que el mejor momento de su jornada es cuando desconecta de Valencia, su centro de trabajo, y toma rumbo hacia Chelva, su pueblo natal, donde sigue viviendo. Con casi 1.700 habitantes, este rincón del Alto Turia le regala paisajes perfectos para salir a correr cada semana y pasear con su familia que no solo está compuesta por su mujer y su hija, sino también por sus dos perros.
Estas rutinas fuera del trabajo le ayudan a relajarse, pero como no pierde de vista su vocación empresarial, cuando surge algún problema se pregunta qué haría Warren Buffett en una situación similar e intenta reaccionar como él. Como mantra ante las dificultades, Alcaide repite que “al final siempre queda la opción más obvia y quizás, menos divertida, que es aplicar la sensatez”.

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