Esther Amaro Quireza ha hecho historia, al convertirse en la primera presidenta del Colegio de Ópticos-Optometristas de Galicia (COOG) segregado del CNNO y en la primera mujer en dirigir al gremio de los ópticos en esa comunidad autónoma.
Esther Amaro Quireza, la mujer que se ha propuesto llevar a los ópticos gallegos a la sanidad pública
Amaro Quireza tiene la misión de continuar negociando con el Sergas y la Consellería de Sanidade de la Xunta de Galicia un convenio de colaboración que dignifique la labor del óptico- optometrista
Amaro Quireza tiene una amplia trayectoria en la óptica. En 1986 obtuvo la diplomatura en óptica por la Universidad Complutense de Madrid, y en 1995 adaptó su titulación a la diplomatura de óptica y optometría en la Universidad de Granada.
La nueva presidenta del COOG ha realizado varios cursos de especialización en contactología y otras materias relacionadas con la profesión. Al principio de su carrera, Esther Amaro Quireza trabajó en Madrid, hasta que se trasladó a Vigo, en 1989, donde abrió su propio establecimiento. En su faceta colegial se inició como delegada de la provincia de Pontevedra, y más tarde se convirtió en secretaria, cargo que mantuvo hasta ahora.
Los ópticos gallegos nombran su primera junta de gobierno tras su segregación del CNOO
Amaro Quireza dice que los objetivos fundamentales de su mandato serán luchar por la creación de la categoría de óptico-optometrista en Atención Primaria y la inclusión de la optometría en la cartera de servicios en el Servizo Galego de Saúde (Sergas); potenciar la formación del óptico-optometrista a través de cursos y jornadas; defender la autorregulación sobre la venta digital de productos sanitarios; fomentar la concienciación del valor del trabajo profesional mediante campañas; promover el reconocimiento del óptico-optometrista como profesional universitario sanitario encargado de la salud visual de los gallegos; y continuar negociando con el Sergas y la Consellería de Sanidade de la Xunta de Galicia un convenio de colaboración que dignifique la labor del óptico- optometrista, que redunde en beneficio de la población, y que consiga que el acceso a este servicio sea igualitario en todo el territorio gallego.
“Es una gran responsabilidad para mí asumir la presidencia, porque el Colegio debe velar por la salud visual de la población, un reto trascendental, diría yo. Y lograr mayor reconocimiento clínico y sanitario. Naturalmente, defender la profesión y vigilar que se cumplan todos los requisitos, así como mantener la actualización permanente de conocimientos entre los colegiados, son atribuciones propias no menos importantes”.
“Es un orgullo para mí ser la primera presidenta colegial, dirigir una junta de gobierno paritaria y con la incorporación de gente joven, que seguro tienen mucho que aportar. Cuando empecé a tener cargos colegiales, hace años ya, siendo la delegada provincial de Pontevedra, éramos dos mujeres y ocho hombres en la directiva. También es cierto que siempre me sentí muy arropada y apoyada. Pero a nadie se le escapa que somos una profesión mayoritariamente femenina”, añade.
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