La crisis sanitaria provocada por la covid-19 también deja sus coletazos en la visión, ya que está aumentando la prevalencia del ojo seco entre la población.
La pandemia de la covid-19 deja sus secuelas en la salud visual: aumentan los casos de ojo seco entre la población
Así la ha confirmado María Jesús González, doctora en Ciencias de la Visión e investigadora principal en el Instituto Universitario de Oftalmología Aplicada (IOBA), que ha realizado varios estudios relacionados con el ojo seco.
En las actuales circunstancias, hay varios factores que amenazan la salud visual de la población. Uno de ellos está relacionado con el uso de las mascarillas, que puede desencadenar síntomas compatibles con el ojo seco.
¿Por qué ocurre eso? Muchas veces, la gente no se ajusta las mascarillas a la nariz y el aire sale por la zona superior, provocando que la lágrima se evapore y aumente la sensación de sequedad. En este caso, la solución -ha dicho María Jesús González- pasa por ajustarse muy bien la varilla que lleva incorporada la mascarilla y, a medio plazo, controlar si los síntomas desaparecen.
la gente no se ajusta las mascarillas a la nariz y el aire sale por la zona superior
Sin embargo, María Jesús González ha podido comprobar que esta prevalencia creciente del ojo seco puede estar también asociada a otros factores relacionados con la crisis sanitaria, ya que nos ha exigido pasar más tiempo en interiores, así como a un aumento de las horas laborales y de ocio frente a las pantallas; pero también, a escala global, algunos estudios apuntan a un incremento continuo de la contaminación ambiental y, en concreto, a olas de calor cada vez más largas y más intensas, que repercuten en el correcto funcionamiento de la superficie ocular.
En este contexto, el Colegio de Ópticos-Optometristas de Castilla y León (Coocyl), que mantiene una estrecha colaboración con la Universidad de Valladolid, a la que está adscrito el IOBA, ha recordado a la población la importancia de realizarse unas revisiones visuales periódicas para avanzar en la detección precoz y en el tratamiento adecuado, así como en la derivación a otros especialistas si fuera necesario.
La decana del Coocyl, Inmaculada Aparicio, ha dicho que desde hace años se aprecia un incremento en la sintomatología asociada a problemas lagrimales, bien por falta de producción, por inflamación, evaporación… apreciando en este último punto que, asociado a los problemas ambientales y de contaminación, hay que añadir el uso de mascarillas y el gran número de horas de uso de los dispositivos digitales.
LA prevalencia creciente del ojo seco puede estar también asociada a otros factores relacionados con la crisis sanitaria
Ante este escenario, “los ópticos-optometristas tenemos mucho que aportar, ya que, en primer lugar, contamos con los conocimientos y medios para analizar donde está focalizado el problema y, de esta manera, comprobar si es o no necesaria una derivación al especialista; en muchos casos, además, podemos aliviar los síntomas y conseguir mejorar nuestra calidad de vida, ya que un problema de sequedad ocular afecta enormemente a la comodidad, acentuándose al final del día, lo que repercute en la visión y motiva que, en ocasiones, haya que dejar de hacer ciertas actividades”, ha remarcado Aparicio.
En la misma línea, la secretaria general del Coocyl, Ana Belén Cisneros, ha remarcado que desde “nuestros centros sanitarios de óptica y optometría podemos dar consejos de higiene visual para mejorar la calidad de la lágrima en determinadas circunstancias, como las actuales”, entre ellos, aumentar el parpadeo cuando se trabaja en visión próxima con pantallas de visualización de datos (tanto móviles y tablets como ordenadores), forzar los descansos cada 20 minutos mirando a lo lejos al menos durante 20 segundos (la regla del 20/20/20), aumentar la humedad de la habitación (controlando la sequedad de la calefacción en invierno o el aire acondicionado en verano) y proporcionar lágrimas artificiales sin conservantes.
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