Este artículo forma parte del Cuaderno Un mundo en desenfoque: de la miopía al astigmatismo, editado por Modaengafas.com.
La miopía, cinco años después del informe de la OMS
El informe de la OMS, que sigue siendo de rabiosa actualidad, sostiene que aquellas personas que vivan lo suficiente experimentarán al menos una enfermedad ocular en su vida
El tiempo pasa de manera inexorable y, a veces, sin apenas darnos cuenta. En octubre de 2019, la Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó una alerta sobre la gravedad de los problemas visuales que enfrenta la población a escala global, y los riesgos que estos suponen para el devenir de la humanidad.
Sí, en ese otoño que ahora se antoja tan lejano, la presentación del primer Informe mundial sobre la visión publicado por la OMS acaparó buena parte de los titulares de la prensa, sobre todo, por la magnitud de los datos que se divulgaban: a nivel mundial, por lo menos 2.200 millones de personas tienen deficiencia visual o ceguera, de las cuales al menos 1.000 millones sufren una deficiencia visual que podría haberse evitado o que aún no ha sido tratada.
El interés mediático por el informe se fue difuminando por el interés que generan otros acontecimientos (no necesariamente de calado) y por la aparición de la pandemia de la covid, que prácticamente sepultó todos los temas relacionados con la salud visual en el baúl de cosas no urgentes.
Un quinquenio después de la presentación del informe de la OMS, el estado de la salud visual de la población no ha mejorado. En esa época, las previsión era de que la necesidad mundial de atención ocular iba a aumentar de manera notable en las próximas décadas; ahora, parece que nada ha cambiado para bien, lo que supondrá un reto considerable para los sistemas de salud.
El informe de la OMS, que sigue siendo de rabiosa actualidad, sostiene que aquellas personas que vivan lo suficiente experimentarán al menos una enfermedad ocular en su vida. En todo el mundo, por lo menos 2.200 millones de personas padecen deficiencia visual o ceguera, y de ellas, al menos 1.000 millones tienen una deficiencia visual que podría haberse evitado o que aún no se ha tratado.
De hecho, el crecimiento y el envejecimiento de la población, junto con los cambios de comportamiento y de estilo de vida y la urbanización, harán aumentar notablemente el número de personas con afecciones oculares, deficiencia visual y ceguera en las próximas décadas.
El envejecimiento de la población, junto con los cambios de estilo de vida, harán aumentar notablemente el número de personas con afecciones oculares
El origen de muchas afecciones oculares es multifactorial; hay una serie de factores de riesgo que interactúan para aumentar tanto la susceptibilidad a una enfermedad como el avance de esta, según la OMS. La duración de la diabetes, los niveles elevados de hemoglobina A1c y la hipertensión arterial, por ejemplo, son factores de riesgo importantes para la retinopatía diabética.
Otro ejemplo es la miopía, en la que una interacción entre los factores de riesgo genéticos y ambientales, como realizar actividades intensivas usando la visión de cerca (como factor de riesgo) y pasar largo tiempo al aire libre (como factor de protección), puede contribuir en gran medida a la aparición y el avance de la enfermedad.
El estudio destaca que la miopía como la retinopatía diabética pueden agravarse por su detección tardía debido a servicios de atención oftalmológica deficientes o mal integrados, muchas personas carecen de acceso a exámenes rutinarios que pueden servir para detectar afecciones y conducir a la prestación de una atención o tratamiento preventivo adecuado.
El estudio destaca que la miopía como la retinopatía diabética pueden agravarse por su detección tardía
La deficiencia visual afecta gravemente la calidad de vida en las poblaciones adultas y una gran proporción de la población considera que la ceguera es una de las dolencias más temidas, a menudo más que enfermedades como el cáncer . Los adultos con discapacidad visual suelen tener tasas más bajas de participación y productividad en la fuerza de trabajo y tasas más altas de depresión y ansiedad que la población general
Un estudio sobre la carga mundial de morbilidad clasificó la deficiencia visual, incluida la ceguera, como la tercera causa entre todas las deficiencias por años vividos con discapacidad. Además, la carga social de la deficiencia visual y la ceguera es considerable, dadas sus consecuencias en el empleo, la calidad de vida y las necesidades relacionadas con el cuidado de los niños.
El Impacto económico
Y todo eso no solo impacta en las personas y su cotidianidad. La salud visual también se refleja en la economía de los países. La OMS cifra en 24.800 millones de dólares el coste de atender las cataratas y los errores de refracción no tratados en todo el mundo. Estos son los fondos adicionales que precisaría el sistema de salud actual en un horizonte temporal inmediato. “Esta inversión financiera se necesita sin tardanza; requiere una planificación adecuada y depende de inversiones adicionales para fortalecer los sistemas de salud”.
Hoy en día, según la OMS, millones de personas viven con una deficiencia visual o ceguera que podría haberse evitado pero, lamentablemente, no fue así. Aunque se desconoce el número exacto, se estima que 11,9 millones de personas en todo el mundo tienen una deficiencia visual moderada o grave o ceguera que podría haberse evitado, a causa del glaucoma, la retinopatía diabética y el tracoma. El costo estimado de prevenir la deficiencia visual en estas personas habría sido 32.100 millones de dólares. Esto constituye una gran oportunidad perdida de prevenir la considerable carga personal y social vinculada con la deficiencia visual y la ceguera.
La deficiencia visual también supone una enorme carga financiera a escala mundial, como quedó demostrado en una investigación que estimó los costes de la pérdida de productividad. Por ejemplo, “en un estudio realizado en nueve países se estimó que el costo anual de la deficiencia visual moderada a grave variaba entre 100 millones de dólares en Honduras y 16.500 millones de dólares en los Estados Unidos, mientras que los costes anuales mundiales de la pérdida de productividad vinculada únicamente con la deficiencia visual por miopía y presbicia no corregidas se estimaron en 244.000 millones de dólares y 25.400 millones de dólares, respectivamente”.
Cabe destacar, en particular, que la carga económica de la miopía no corregida en las regiones de Asia oriental, Asia meridional y Asia sudoriental es más del doble que la de otras regiones y equivale a más del 1% del producto interno bruto.
Todos estos datos ofrecidos por la OMS hacen casi un lustro se pueden haber agravado, sobre todo, tras la crisis sanitarias provocada por la covid, que ha provocado que la población pase más tiempo frente a las pantallas. ¿Será que la anunciada pandemia de la miopía pronosticada por la OMS para 2050 ya se ha adelantado?
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