En ocasiones se confunde y a veces de manera consciente, la evolución tecnológica para bien con el simple cambio técnico para una mejor rentabilidad económica. Una cosa es la teleinteracción entre profesionales colegiados, aunque sean de distintas profesiones sanitarias, y otra bien distinta es que nadie garantice que el personal presencial «movido a distancia» no sean colegiados y pueda ser cualquiera.
Refracción remota y otros intereses
Una cosa es la teleinteracción entre profesionales colegiados, aunque sean de distintas profesiones sanitarias, y otra bien distinta es que nadie garantice que el personal presencial «movido a distancia» no sean colegiados y pueda ser cualquiera
La refracción remota, tal como se plantea. no es una innovación. No tiene nada de brillante ni de nuevo (en los últimos años) que alguien desde una oficina o desde su casa, mediante un iPad manipule un foróptero a distancia.
En la cruenta batalla de ocupar un mercado sobresaturado, porque tenemos tantas ópticas como bares y ante la escasa oferta de profesionales cualificados en relación a las demandas (también sería interesante explicar el porqué, pero esto ya es otra historia), una forma de recortar costes y de seguir creciendo es trabajar más con menos, si los fenómenos paranormales funcionasen, hasta se valoraría hacer exámenes telepáticos con una vidente que sale más barata.
2023, el año en el que la refracción en remoto agitó al sector
Solo hemos de preguntar a los usuarios si prefieren un examen visual presencial o un simple control refractivo, ejecutado por un profesional “pulpo” de plasma, ya veríamos su opinión. Decimos “pulpo” porque ya se le apretaría para que manejara varios forópteros computarizados a distancia.
Visitas de escasa calidad y cepillarse una tercera parte del personal cualificado no beneficia a nadie, salvo a las cuentas de resultado de accionistas que hoy están aquí, mañana ahí y pasado en otro sitio. Bienvenida sea la tecnología remota, pero entre profesionales sanitarios colegiados como interconsulta, interacción o cribado.
El mercado tiene su funcionamiento, incluso es normal que profesionales de fuera del ámbito de la salud desconozcan la realidad de los gabinetes, con lo que tienen pocas manías para implementar ciertas propuestas y esto les va muy bien a los estrategas empresariales, no en vano muchos gerentes de centros sanitarios (y establecimientos) no son profesionales de la salud.
La función de los colegios profesionales sanitarios no es poner palos a las ruedas de la tecnología, todo lo contrario para garantizar la seguridad en la salud, los protocolos de examen y la praxis rigurosa y responsable con nombres, números de colegiado y dirección en la que se ejerce. No confundamos la tecnología a favor de la salud con la tecnología a favor del mercado.
Con las propuestas de la refracción remota, el «low cost” en el servicio profesional y por tanto en la calidad y seguridad será aún más «low cost». Por eso debemos reforzar y apuntalar los servicios profesionales.
Si desapareciera el jamón ibérico acabaríamos por encontrar cualquier jamón barato buenísimo, si desaparece la buena práctica profesional, diluyéndose los referentes, desaparecería cualquier comparación incluso por parte de los más exigentes.
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