Han pasado casi tres años de la aparición del nuevo coronavirus en Wuhan, que desencadenó una pandemia cuyos efectos aún se siguen notando a escala global, y no solo en asuntos sanitarios, sino también en aspectos muy ligados a la economía y a la salud de las empresas.
2022, el año en que los costes aumentaron para el sector de la óptica
La rotura de la cadena de suministro, el alza de los precios de la electricidad y combustibles, así como el encarecimiento de los fletes y demás servicios logísticos han afectado al sector
De hecho, el 2022 ha sido el año en que la pandemia de la covid ha puesto a prueba la globalización ha sabido mantener los pilares en los que está asentada, a pesar de los impactos que ha sufrido y de los testimonios de que las reglas del juego van a cambiar. Es posible que aquello ocurra, pero solo en cuestiones de forma y no en las de fondo.
La cuestión es que una de las consecuencias directas de la covid ha sido la de la ralentización de la producción industrial en China, cosa que ha tenido una repercusión directa en la cadena de suministro global. Los eslabones se han roto, no han resistido a la fuerza de las circunstancias, provocando unos cuellos de botella que han dificultado el acceso a las materias primas, el alza de los combustibles y el encarecimiento del transporte.
Una de las consecuencias directas de la covid ha sido la de la ralentización de la producción industrial en China
Hasta el 2021, los grandes medios habían puesto el foco en los efectos que tenía la rotura de la cadena de suministro en grandes sectores como, por ejemplo, el del automóvil. La falta de chips estaba provocando (y sigue haciéndolo) grandes retrasos en la entrega de los coches, causando grandes inconvenientes a las marcas, así como a los usuarios.
EL IMPACTO EN LA ÓPTICA
La óptica, obviamente, no se ha librado de este problema que, en 2022, se ha hecho más que evidente. De hecho, el tema llegó a la prensa, sobre todo en Galicia, donde diarios como La Región o El Progreso pusieron el énfasis en las demoras en la entrega de las lentes de contacto a los usuarios.
Esos retardos en el servicio no han tenido relación con una marca específica, sino con los problemas de acceso a algunas materias primas para fabricar los blísteres y los demás elementos que forman parte del packaging. A eso hay que sumar que algunas de las empresas tienen su sede y centros de distribución en Reino Unido, donde se registran algunos inconvenientes en las aduanas desde el Brexit.
Pero el problema no se ha reflejado solo con las lentes de contacto. Alex Mercé, director general de Natural Optics Group, explicó –en una entrevista concedida a Modaengafas.com– que, para minimizar el retraso en las entregas de monturas, decidieron importar el 80% del producto en avión, que es casi tres veces más caro que el marítimo.
UN PROBLEMA GLOBAL PARA LA ÓPTICA
La rotura de la cadena de suministro global no solo ha afectado a la óptica española, sino que lo ha hecho a toda la industria, en cualquier parte del mundo en que se encuentren las empresas. Aquí no hay excepciones.
En Francia, por ejemplo, el Grupo de Industriales y Fabricantes de Óptica (GIFO) elaboró un documento muy esclarecedor, que da cuenta del estado del sector en la actualidad, y de los riesgos y retos a los que se enfrentan las empresas.
GIFO ha alertado que, al igual que en otros sectores, los fabricantes de lentes y monturas, lentes de contacto y equipos ópticos afrontan un aumento “sin precedentes” de todos sus costes de producción, lo que se une a tensiones de suministro sobre determinados materiales y componentes esenciales para la producción.
La alerta surge de los resultados de una encuesta que GIFO realizó a sus 130 miembros entre el 14 de abril y el 8 de junio de 2022, y los cuales dejan constancia de en qué medida han crecido los costes desde 2019, además de que revela que siete de cada 10 fabricantes están experimentando dificultades de suministro para algunos componentes.
Así, el precio del acetato ha aumentado un 12,5 % entre 2019 y 2022; el plástico se ha elevado un 18,3%; los metales preciosos han escalado en el orden del 18%; las materias primas normales han subido un 14,7%, mientras que las materias primas para las lentes han repuntado un 14%.
Con respecto a las lentes, los consumibles de producción y las materias primas también experimentaron un aumento promedio de entre el 8% al 20%.
Los costes de fabricación también se vieron impactados por la subida de la energía: en concreto, el coste de la electricidad ha crecido alrededor de un 58% entre 2019 y 2022; el precio del gas de ha disparado un 21%.
Las empresas también estaban siendo penalizadas por el lado de la logística, ya que el precio del transporte de las materias primas se ha elevado un 20% en dos años; en cambio, el coste de los fletes para entregar los productos en las ópticas se ha incrementado un 6,6%, de promedio.
Y en medio de ese panorama, el sector ha concluido el 2022, un ejercicio muy ajetreado. A ver qué pasa en el 2023.
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