El Colegio de Ópticos-Optometristas de Castilla y León (Coocyl) ha decidido poner el foco en la relación entre la salud visual y el deporte, dentro de la campaña La Salud Visual en las Distintas Etapas de la Vida, y ha advertido que una cuarta parte de las lesiones oculares por impacto se producen en el ámbito deportivo.
Una cuarta parte de las lesiones oculares por impacto se producen en el ámbito deportivo
Una exposición excesiva a los rayos ultravioleta puede dañar los tejidos de la superficie ocular, la córnea y el cristalino

Las lesiones oculares se producen tanto en los deportes de riesgo bajo, medio y alto. FOTO: Quino Al vía Unsplash
Las lesiones oculares se producen tanto en los deportes de riesgo bajo, medio y alto. Estos últimos requieren extremar las precauciones, ya que implican contacto físico o exposición a elementos potencialmente dañinos, como el sol o los objetos de juego. Entre ellos destacan el béisbol, baloncesto, hockey, fútbol, fútbol americano, rugby, esgrima, tenis, deportes de raqueta y artes marciales.
Según la Academia Americana de Optometría, una cuarta parte de las lesiones oculares por impacto se producen en el ámbito deportivo, porcentaje que aumenta significativamente en niños y adolescentes.
Si no se toman las precauciones adecuadas, pueden producirse lesiones por traumatismos —como hematomas oculares, fracturas orbitarias o desprendimiento de retina—; lesiones penetrantes, provocadas por un corte en el ojo a causa de un objeto o un dedo; y lesiones por radiación, especialmente en deportes al aire libre, acuáticos o de invierno.
Una exposición excesiva a los rayos ultravioleta puede dañar los tejidos de la superficie ocular, la córnea y el cristalino, aumentando el riesgo de padecer enfermedades oculares como cataratas, cáncer ocular, fotoqueratitis (quemaduras) o pterigium, un crecimiento anómalo de tejido que puede invadir la córnea y afectar la visión.
¿Cómo protegernos?
El uso de gafas deportivas es esencial para proteger nuestros ojos y garantizar una práctica segura. Estas deben ser resistentes, cómodas, ergonómicas y ofrecer la máxima protección solar. Aunque los materiales suelen ser similares, el diseño, la montura y las lentes deben adaptarse a cada disciplina deportiva y a las necesidades de cada persona, por lo que es clave contar con el asesoramiento de profesionales de la salud visual.
En deportes acuáticos, es importante tener en cuenta que el agua de la piscina y los productos químicos añadidos, como el cloro, pueden dañar los ojos. Por ello, es recomendable utilizar gafas específicas para natación, que pueden ser graduadas y deben ajustarse bien al rostro para evitar filtraciones. En deportes como surf, buceo, piragüismo o vela, es necesario emplear lentes que aíslen los ojos del agua y consultar con un óptico-optometrista sobre las mejores medidas para protegerlos de la radiación solar, los productos químicos, los impactos accidentales y las posibles infecciones.
En deportes al aire libre, especialmente esquí o alpinismo, las lentes y monturas deben ofrecer una protección efectiva contra la radiación UV, que aumenta un 10% por cada 1.000 metros de altitud. Por ejemplo, las máscaras de nieve deben contar con doble cámara y espuma de ventilación para evitar el empañamiento, ser de policarbonato, tener marcado CE y protección 100% UV, y, preferiblemente, ser espejadas para reducir los deslumbramientos.
En deportes de equipo, asegurar una buena visión periférica y evitar el contacto con las gafas es fundamental, por lo que el uso de lentes de contacto es la opción más adecuada. Estas proporcionan una visión clara y enfocada, no se deslizan con la sudoración ni se desplazan durante la actividad física, y no se empañan ni se ensucian con la lluvia o el sudor.

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