Las disfunciones visuales no estrábicas, en las que la diplopía es eventual y de corta duración, esto es, cuando la foria sólo rompe en tropía de manera ocasional, pueden llegar a normalizarse como se normaliza un dolor de espalda más o menos esporádico.
Redescubriendo la tridimensionalidad
Igual que tenemos distintos grados de agudeza visual, también tenemos distintos grados de percepción estereoscópica y distintas sensaciones respecto al esfuerzo binocular requerido para conseguirlos
Igual que tenemos distintos grados de agudeza visual, también tenemos distintos grados de percepción estereoscópica y distintas sensaciones respecto al esfuerzo binocular requerido para conseguirlos. En ausencia de referencias, a menudo la normalidad puede pasar por encima de nuestras cabezas.
Cuando reducimos el recorrido binocular de la heteroforia mediante ayudas prismáticas (remarcamos “ayudas” porque el sistema debe hacer el resto), no solo evitamos la diplopía o la supresión debido al paso de la condición “fórica” a “trópica” mejorando la sensación de comodidad y calidad de la visión estereoscópica sino que favorecemos su estabilidad.
Un día para no olvidar
Los comentarios de las personas, al descubrir una mejor percepción tridimensional del entorno con la nueva ayuda prismática, más allá de la mejora percibida en los test de estereoscopía, son muy interesantes:
“Noto como se añade volumen”, “veo las hojas de los árboles en distintas distancias”, “todo se compacta, se hace más corpóreo”, “centro mejor las cosas”, “ahora noto que uso ambos ojos” ,,,
También se dan algunas manifestaciones más elaboradas como:
“Antes veía como si mirara un recortable, ahora veo cómo los distintos planos se integran en uno y percibo el volumen”.
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