La identidad profesional: óptica, optometría y audiología en el ecosistema sanitario

Los profesionales de la óptica, la optometría y la audiología cuidamos la forma en que percibimos y entendemos el mundo. Su labor es silenciosa, técnica, paciente… pero profundamente humana. Porque ver y oír bien no es un lujo ni una simple mejora funcional: es un acto de dignidad, de inclusión y de participación en la vida.

La identidad profesional no se impone; se construye. Se edifica con conocimiento, ética y compromiso.

Durante años, la óptica, la optometría y la audiología han trabajado con rigor, muchas veces en la sombra de otras disciplinas, pese a que su impacto en la salud cognitiva, emocional y social es incuestionable.

Hoy, más que nunca, estas profesiones deben reivindicar su espacio no desde la confrontación, sino desde el propósito: contribuir al bienestar integral de las personas a través de la ciencia, la prevención y la empatía.

La salud es un territorio compartido, pero la autonomía profesional es un valor que no debe confundirse con aislamiento. Ópticos-optometristas y audiólogos aportan una mirada propia, especializada, complementaria y necesaria. Reclamar autonomía no es distanciarse de otros profesionales de la salud; es reafirmar la responsabilidad ética de actuar con criterio, evidencia y respeto. Cada disciplina contribuye desde su conocimiento, pero todas comparten un mismo horizonte: el bienestar humano. La colaboración interdisciplinar solo es efectiva cuando parte de profesiones seguras de su identidad y conscientes de su valor.

Vivimos en una sociedad que busca incesantemente ver más, oír más, comunicar más… Pero también vivimos tiempos de desconexión sensorial: pantallas, ruido, fatiga visual y auditiva.

En ese contexto, las profesiones de la salud sensorial se convierten en guardianes de la percepción, en defensores del equilibrio entre tecnología y humanidad. Son quienes nos recuerdan que ver y oír bien es también comprender, empatizar y mantener el lazo con los demás.

El reconocimiento de estas profesiones no llegará solo por regulación o visibilidad, sino por la fuerza de su propósito compartido. La universidad, las instituciones y los propios profesionales tienen el reto de comunicar su valor desde la evidencia y la vocación de servicio. Reconocer la identidad de la óptica, la optometría y la audiología es reconocer la necesidad de una sociedad que aprenda a cuidar sus sentidos para cuidar su mente, su memoria y su humanidad.