El avance que supone la incorporación de los ópticos-optometristas al sistema público de salud

Esta mejoría en la atención a la salud visual para los pacientes está ya produciéndose cuando están presentes los ópticos-optometristas en dichos servicios, estén donde estén estos profesionales, en cualquier escalón de la cadena, atención especializada, en apoyo en cirugía, seguimiento de crónicos, etc.

Pero analizando nuestra pirámide poblacional, y los requerimientos sanitarios que demanda dicha distribución de edades, podemos fácilmente deducir que la sanidad ha cambiado en cuanto a las necesidades, modificándose la demanda sanitaria centrada en pacientes críticos a una más dirigida hacia los crónicos. La atención sanitaria en salud visual no ha sido una excepción, pues el envejecimiento de la población así lo está indicando.

Poco a poco, esta clara tendencia sanitaria hace que, en nuestro caso, sea más importante poner niveles de atención sanitaria que sean más accesibles, rápidos en la atención al paciente, efectivos, y como no, más eficientes también a nivel económico. No olvidemos que sin sostenibilidad cualquier proceso está condenado al fracaso.

Es por eso por lo que la presencia del óptico-optometrista en Atención Primaria, al igual que la de otros colectivos sanitarios similares, es sinónimo de una atención rápida, una detección de anomalías patológicas precoz, un mejor seguimiento de las patologías crónicas y una solución más accesible para la resolución, en nuestro caso, de los problemas optométricos que los pacientes puedan presentar. Pero esto es algo que en muchas autonomías aún no se produce.

No podemos olvidar que una prestación, también en el caso de los sanitarios, cuando están bien estructurados, están formados por las profesiones adecuadas y la relación entre ellas es fluida, hace que todos nos beneficiemos, no solo los pacientes, también los propios colectivos sanitarios. Así, se da la circunstancia de que elevan sus niveles de atención, resolución y eficacia, incrementando su reconocimiento social, siendo más útiles a la sociedad. Algo, que no podemos olvidar, estamos obligados como sanitarios que somos.

Por mi propio convencimiento, avalado, además, por lo que dicen los resultados reales, en esas autonomías en las que ya los óptico-optometristas están presentes en los sistemas autonómicos de salud, se produce una manifiesta mejora de los parámetros publicados en relación con la atención en salud visual. Y siendo así cuando todavía en muchos casos no estamos en Atención Primaria, donde también los resultados en la atención estoy convencido de que serían magníficos con los optometristas incorporados.

Más pronto que tarde los políticos y los responsables de la gestión sanitaria se verán obligados a realizar estas adaptaciones del sistema en aras de una mejor salud visual de la población.