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El 12,5% de la población española no puede permitirse unas gafas
Más de seis millones de personas se encuentran condenadas a la pobreza visual, porque no disponen del dinero necesario para comprarse unas gafas o lentes de contacto
Los nuevos hábitos predominantes en la sociedad están causando problemas de salud visual en España. Estos problemas, sin embargo, tienden a agravarse si a la ecuación se añade el envejecimiento de la población, un asunto demográfico de gran relevancia.
Muchos organismos e instituciones han diagnosticado la situación y confirmado esta realidad. El Instituto Oftalmológico Fernández-Vega, por ejemplo, alertó hace poco sobre el incremento de la prevalencia de ciertas patologías oculares.
Un estudio, al que hace referencia el Instituto Oftalmológico Fernández-Vega, estima que el número de pacientes con patologías como glaucoma, retinopatía diabética, edema macular diabético, degeneración macular asociada a la edad (DMAE) y miopía alta alcanzará los 7,99 millones en 2030, lo que representa un crecimiento del 103%.
Además, en los últimos años se ha observado un aumento en los casos de miopía en edades cada vez más tempranas, dado que usualmente se desarrolla durante la niñez y la adolescencia. En particular, el 62% de los españoles de entre 17 y 27 años son miopes, coincidiendo con una etapa en la que se dedica más tiempo a estudiar, disminuyen las actividades al aire libre y aumenta el uso de pantallas de dispositivos electrónicos. De hecho, se estima que los españoles pasan unas cinco horas y media al día frente a pantallas.
La cuestión es que este diagnóstico puede aplicarse a la mayoría de los países desarrollados, no solo a España, y los datos podrían ser aún más alarmantes si se coloca el foco en Asia, donde los casos de miopía, por ejemplo, están en franco aumento.
No obstante, lo que sí es un problema particular de España es el alto índice de «pobreza visual», un término acuñado por Visión y Vida para referirse a la incapacidad económica de cubrir el gasto que supone la compra o renovación de equipamientos ópticos, como gafas o lentes de contacto.
En concreto, Visión y Vida comenzó a hablar de «pobreza visual» a raíz de la crisis de 2008, cuando la burbuja inmobiliaria estalló, provocando una destrucción masiva de empleo, una crisis bancaria de gran magnitud y una disminución en el nivel de vida de gran parte de la población. En definitiva, es un término vinculado a la vulnerabilidad que millones de familias en España comenzaron a experimentar: pobreza energética, pobreza alimentaria y, por supuesto, pobreza visual.
En los últimos años se ha observado un aumento en los casos de miopía en edades cada vez más tempranas
De hecho, los expertos en salud visual tienen claro que cuando se vive con restricciones, la visión deja de ser una prioridad, especialmente porque la visión no duele. Un problema dental, por ejemplo, genera malestar en quien lo sufre, pero un problema ocular…
El caso es que han pasado 16 años desde aquella crisis económica y social, y la situación no ha mejorado tanto como se esperaba. Es cierto que la pandemia de la covid también influyó negativamente.
El estudio Radiografía de la pobreza visual infantil en España 2024, elaborado por Visión y Vida, señala que en nuestro país existen 6.103.451 personas que sufren pobreza visual, es decir, el 12,5% de la población.
Los datos del estudio muestran una ligera reducción respecto a 2021, cuando 6.126.847 personas padecían pobreza visual.
No obstante, en esa radiografía, Visión y Vida concluye que 721.497 menores están en riesgo de pobreza visual.
“En dos años solo hemos logrado reducir en cerca de 40.000 menores esta cifra, viendo cómo 721.497 menores y 6.103.451 adultos siguen padeciendo pobreza visual”, dijo Salvador Alsina, presidente de Visión y Vida, durante la presentación del informe.
: Visión y Vida comenzó a hablar de «pobreza visual» a raíz de la crisis de 2008
Aunque la situación mejora, España está lejos de alcanzar una tasa cero de pobreza visual, la única que los expertos consideran adecuada. Hemos pasado de un 8,59% de pobreza visual infantil y un 12,9% en adultos a un 8,4% y un 12,7%, respectivamente, a finales de 2023.
“La situación ha mejorado de manera relativa, pero es imprescindible que se implementen medidas eficaces para asegurar que, en el caso de los menores, todos tengan las mismas oportunidades de acceder a una buena salud visual, ya que sabemos que este problema puede afectar su desarrollo educativo y cognitivo, reduciendo sus posibilidades futuras. Basta recordar que uno de cada tres casos de fracaso escolar se debe a un problema de visión”, añadió Alsina.
“Saber que puede haber más de 700.000 menores cuyo futuro se vea afectado por algo tan simple como no disponer o no llevar actualizadas sus gafas o lentillas es algo que debe preocuparnos como país”.
Teniendo esto en cuenta, Visión y Vida considera imprescindible incluir revisiones obligatorias y periódicas para evitar que problemas de visión pasen desapercibidos. Además, es importante destacar que casi el 70% de los menores con problemas visuales detectaron ellos mismos dichos problemas, sin la intervención de médicos, pediatras, profesores o familiares.
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