De Benito Daza de Valdés a nuestros días: 400 años de historia de la óptica

Este 2023 se cumplen 400 años de la publicación del Uso de los anteojos para todo género de vistas, una obra que es un referente para los profesionales de la salud visual

De Benito Daza de Valdés a nuestros días: 400 años de historia de la óptica

Benito Daza de Valdés nació el 31 de marzo de 1591. Ilustración tomada de la web del Colegio de Ópticos de Andalucía.

Por Jaime Cevallos - 05/03/2023
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Este artículo forma parte del Cuaderno De la gestión de la miopía a la presbicia: nuevos retos, editado por Modaengafas.com.

¿Cuándo nació la óptica? La fecha es incierta, aunque sus inicios, quizás, puedan situarse en el momento en aparición del vidrio o, probablemente, con la fabricación de las primeras piezas de óptica realizadas por algún vidriero o monje.

La pregunta surge, de manera tácita, en el prólogo de una reedición (Editorial Maxtor 2007/ Colegio Oficial de Ópticos-Optometristas de Andalucía) del Uso de los anteojos para todo género de vistas, obra escrita hace 400 años por Benito Daza de Valdés, y que ha pasado a la historia como el primer tratado de optometría y óptica oftálmica en la historia de la ciencia.

Benito Daza de Valdés nació en Córdoba el 31 de marzo de 1591, aunque no se sabe por qué la familia se trasladó a Sevilla, donde realizó los estudios universitarios, llegando a ser notario de la Santa Inquisición; en la actual capital de Andalucía vivió hasta su muerte, en 1634.

El prólogo de esta reedición deja constancia de que el Uso de los anteojos para todo género de vistas se imprimió en Sevilla en 1623 y estaba dedicado a Nuestra Señora de la Fuensanta, a quien Benito Daza de Valdés tenía gran devoción.

“La obra fue censurada y aprobada por Fray Domingo de Molina, de la Orden de los Predicadores, y por el doctor Juan Cedillo Díaz, matemático y cosmógrafo mayor del Consejo de Indias. Consta de tres libros dedicados a la naturaleza y propiedades del ojo, a los remedios de la vista por el uso de los anteojos y a diversos diálogos que son, quizá, lo más interesante”, dice en el prólogo.

La obra fue censurada y aprobada por Fray Domingo de Molina, de la Orden de los Predicadores, y por el doctor Juan Cedillo Díaz

El libro de Daza de Valdés tuvo gran repercusión, tanto así que se han tenido noticias de una traducción al francés que figura en la Biblioteca Nacional de París; la obra también fue impresa en italiano, en 1892.

En el prólogo también se deja constancia que la obra de Benito Daza de Valdés fue ignorada por Fray Juan de Zhan, quien 72 años después publicó Oculus Artficials teledioptricus sive Telescopium. Sin embargo, “ los historiadores alemanes… reconocen la primacía de Daza de Valdés en la descripción de las gafas protectoras contra el sol, en la descripción de las correcciones de las ametropías, las formas de medir las potencias de las lentes, etc,”.

VALOR AÑADIDO A UNA EDICIÓN

La reedición de 2007 del libro se enriquece con la inclusión del prólogo correspondiente a 1923, que fue escrito por el Dr. Manuel Márquez para conmemorar los 300 años de la obra de Daza de Valdés.

El Dr. Márquez, con un estilo que no deja lugar a que se trataba de un gran amante de la literatura, explica en su prólogo que, a fines de septiembre de 1922, cuando se dirigía a Bilbao para celebrar la XII Asamblea de la Sociedad Oftalmológica Hispano Americana, uno de sus colegas tomó la palabra para decirle:

La reedición de 2007 del libro se enriquece con la inclusión del prólogo correspondiente a 1923, que fue escrito por el Dr. Manuel Márquez

“Hay otra cosa, mi querido Don Manuel, que le va a alegrar más todavía, y es una sorpresa que le traigo preparada. —¿Qué es ello?, pregunté intrigado. Y buscando en su malera, sacó de ella y me entregó un pequeño tomo encuadernado en pergamino y con aspecto de muy antiguo. Abrile yo en el acto, y mi sorpresa y alegría fueron extraordinarias al encontrarme nada menos que con un ejemplar de la obra admirable de Daza de Valdés titulado Uso de los anteojos, de la que había oído hablar con encomio muchas veces, y de la que recordaba haber leído un erudito estudio crítico por nuestro eminente compañero de Murcia, el Dr. D. Antonio de la Peña. Al mirar más detenidamente la portada, hube de fijarme que al pie de la imprenta decía: Impreso en Sevilla, por Diego Pérez. Año de 1623. Esta fecha fue para mí una revelación. Estábamos en el año 1922; es decir, que al siguiente se cumplirían tres siglos de la publicación de esta joya inestimable. Y surgió entonces una idea, un proyecto, que fue enseguida cálida y entusiásticamente acogido por todos, porque sin duda, en el ánimo de todos estaba: ¿por qué no rememorar la gloriosa fecha y celebrar el tercer centenario de la publicación reeditando el famoso libro”.

A partir de aquí, el Dr. Márquez -en su prólogo- analiza la obra de Daza de Valdés con detalle, destacando las opiniones que sobre ella han hecho algunos expertos, como es el caso de Giuseppe Albertotti, médico y científico italiano, que en su tratado Lenti ed occhiali señaló que “puede parecer maravilla que un notario de la Inquisición de España, no siendo físico (¿médico?)  ni óptico de profesión, haya podido escribir una obra de tanto valor en oculística, para recorrer los tiempos y establecer lo que casi tres siglos después nuestros maestros en Oftalmología, y sobre todo Donders, confirmaron. Pero Daza de Valdés debió ser un observador cuidadoso, profundo y lleno de criterio: y el espíritu de observación engendra la intuición genial en todo el campo del saber, aun en aquellos que del culto de la ciencia o de una ciencia que no han hecho su profesión ordinaria”.

La cuestión es que 2023 se conmemoran los 400 años de una obra que seguirá marcando el devenir de los ópticos-optometristas del presente y futuro.

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Jaime Cevallos
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