El mercado de la óptica está en pleno proceso de cambio. Tras la fusión de Essilor y Luxottica, los principales actores del sector continúan recolocando sus piezas. Este artículo es parte del primer CUADERNO DEL NEGOCIO DE LA ÓPTICA, editado por MODAENGAFAS.COM, con el patrocinio de TEMÁTICA SOFTWARE, CECOP y L’ESTROP.
Kering, con la óptica puesta en las gafas
Kering se atreve con cosas nuevas y una de ellas son las gafas. El grupo francés, un veterano en la distribución de moda, desembarcó hace cinco años en el negocio del eyewear, respaldado por el potencial de marcas como, por ejemplo, Gucci, Saint Laurent o Bottega Veneta.
De hecho, el nombre de Kering es inherente al lujo, aunque no siempre ha sido así. En 1963 François Pinault, que al igual que otros magnates puede ser considerado como un hombre hecho a sí mismo, creó la empresa con la finalidad de comprar compañías madereras que se hallaban en bancarrota para luego relanzarlas, haciéndolo siempre con un éxito inusitado.
Pinault, sin embargo, se dejó llevar por su olfato para los negocios y comenzó a enfocar sus esfuerzos hacia otros sectores. Así, en 1993, su grupo pasó a denominarse PPR (Pinault Printemps-Redoute), porque ya contaba en su estructura con el minorista de muebles Conforama, los grandes almacenes Printemps, la cadena de libros y electrónica FNAC, la compañía de moda-hogar La Redoute, además de disponer de una participación mayoritaria en una empresa de distribución especializada en África.
Kering dio el salto al negocio de las gafas en 2014 con el objetivo de convertirse en uno de los actores protagónicos del sector
En 1999, PPR dio el salto definitivo al lujo, al comprar el 42% de las acciones de Gucci a través de una operación valorada en 3.000 millones de dólares. En ese mismo año, el imperio de Pinault se hizo con Yves Saint Laurent. Ya, en los inicios del siglo XXI, PPR engordó su oferta con marcas como Bucheron, Balenciana y Alexander McQueen.
En plena fase de crecimiento, Pinault decidió dar un paso al costado. Es así que en 2003 puso el negocio en manos de su hijo François-Henri, que siguió adelante con la política de adquisiciones de marcas poderosas, al mismo tiempo que realizaba desinversiones en la sector de la distribución. Finalmente, en marzo de 2013, el grupo adoptó el nombre de Kering, para fortalecer su posición en el segmento del lujo.
EL DESEMBARCO EN LAS GAFAS
En 2014, Kering dio el salto al negocio de las gafas con el objetivo de convertirse en uno de los actores protagónicos del sector. En ese contexto, fichó a Roberto Vedovotto en calidad de consejero delegado de Kering Eyewear. El ejecutivo conoce a fondo el negocio, ya que durante cuatro años trabajó en Safilo.
Un año después de la creación Kering Eyewear, esta división introdujo en el mercado las primeras colecciones de gafas de 11 de sus marcas: Saint Laurent, Bottega Veneta, Alexander McQueen, Stella McCartney, McQ, Brioni, Boucheron, Pomellato, Tomas Maier, Christopher Kane y Puma.
En 2017, Kering sumó a Alaïa en su oferta y en 2018 incorporó a Courrèges, Montblanc y Balenciaga
En 2016, el grupo amplió su gama de enseñas con Gucci y Cartier; en 2017, Kering sumó a Alaïa en su oferta y en 2018 incorporó a Courrèges, Montblanc y Balenciaga. Sin embargo, la expansión de Kering Eyewear no se ha limitado a la adquisición de enseñas, ya que también se ha preocupado de la parte industrial. De hecho, se hizo con la fábrica de gafas Cartier localizadas en Sucy-enBrie (Francia) y en 2019 renovó su contrato industrial con Safilo, que seguirá fabricando las gafas de Gucci.
LOGÍSTICA E INFRAESTRUCTURA
Kering Eyewear también ha centrado su trabajo en organizar el backoffice de su negocio de gafas con la puesta en operaciones de un centro logístico totalmente automatizado, situado en la localidad italiana de Vescovana. Las instalaciones cuentan con una superficie de 15.000 metros cuadrados, una capacidad de almacenaje de cinco millones de gafas y una tecnología que permite hacer más de 4.000 envíos al día.
En las nuevas instalaciones logísticas de Kering Eyewear, que ya están en pleno funcionamiento, trabajan 170 personas y disponen de la certificación Leed Silver como reconocimiento al impacto mínimo que sus actividades tienen en el medio ambiente. Con esta infraestructura, Kering Eyewear ha sentado las bases materiales para atender a una carteta de más de 16.000 clientes que operan con 30.000 puntos de venta a lo largo y ancho de cien países.
Kering Eyewear reportó unos ingresos de 495 millones de euros en 2018, lo que supuso un incremento del 45% frente a 2017
Kering Eyewear reportó unos ingresos de 495 millones de euros en 2018, lo que supuso un incremento del 45% frente a 2017. Para el ejercicio 2019, el objetivo de la compañía es acercarse a los 600 millones de euros, ya que de esta manera se consolidará como la tercera operadora mundial de óptico, situándose solo por detrás de Essilorluxottica y Safilo.
Las bases sobre las que Kering Eyewear viene sustentando el crecimiento son la gran aceptación en el mercado de las gafas Gucci, Cartier y Saint Laurent, así como los lanzamientos de las colecciones de óptica de Balenciaga y Montblanc que han sido considerados por la propia compañía como exitosos.
En la actualidad, el 45% de las ventas de Kering Eyewear se registra en el mercado europeo, mientras que un 35% de la cifra de negocio se genera en Estados Unidos. El resto de la facturación de la compañía está en Asia.
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