Dos ideas básicas para empezar:
Conociendo las ayudas ópticas
La primera es que la visión, como todo sistema organizado, tiende a la lucha universal contra el desorden para mantener el equilibrio
La primera es que la visión, como todo sistema organizado, tiende a la lucha universal contra el desorden para mantener el equilibrio.
Si no lo consigue, crea otro orden nuevo, aunque sea con concesiones al enemigo.
Por ejemplo, podrá crear una correspondencia retiniana anómala, como adaptación sensorial al riesgo de pérdida de binocularidad por un estrabismo, con el tributo de reducir la agudeza visual.
La segunda explica la necesidad de diferenciar entre el efecto de la lentes en condiciones monoculares y en condiciones binoculares.
Frente a los prismas, en condiciones monoculares, los ojos rotarán hacia sus aristas buscando la imagen.
Por el contrario, en condiciones binoculares, ambos rotarán hacia sus bases por dos razones que son mutuamente excluyentes: para mantener el orden si no hay desorden previo o, si lo hay, para recuperarlo.
Luego el mismo estímulo crea la misma respuesta: en base nasal, estímulo de la convergencia y en base temporal de la divergencia, pero por razones diametralmente opuestas.
Si a una persona ortofórica le añadimos prismas, en base nasal, le alejamos las imágenes sin necesidad, con lo que le obligamos a converger para mantener el orden fusional: la convertimos en endofórica.
Si le añadimos prismas, en base temporal, le acercamos las imágenes sin necesidad, con lo que la obligamos a divergir para mantener el orden fusional: la convertimos en exofórica.
La eficacia de las respuestas vergenciales del «sistema ordenado», frente a unos prismas perturbadores innecesarios, dependerá de sus reservas fusionales.
Este mismo estímulo, en las personas heterofóricas, servirá para facilitar la estabilidad del orden frente a su tendencia al desorden.
Los prismas en base nasal, en los exofóricas y en base temporal en las endofóricas, reducirán sus respectivos recorridos de compensación, aproximando las imágenes monoculares a sus posiciones de heteroforia, alejándolas en la exo y acercándolas en la endo.
Estos desplazamientos de las imágenes monoculares, a favor de la heteroforia, animan al sistema a que vaya a buscarlas con menos esfuerzo, manteniendo su fusión cómoda y estable, por eso los consideramos como de ayuda a las reservas fusionales.
Y seguimos con más lentes.
Si a un ojo emétrope le añadimos positivos le alejamos la imagen, por tanto le convertimos en miope.
Si a un ojo emétrope le añadimos negativos le acercamos la imagen, por tanto le convertimos en hipermétrope.
Por eso los lentes positivos relajan la acomodación y los negativos la estimulan.
Finalmente y como fin de fiesta, está el efecto cruzado entre potencias esféricas y prismáticas en condiciones binoculares, debido a la relación acomodación/convergencia acomodativa.
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