Cuando el error resulta un acierto

Susana es una niña de 11 años con una endotropia de origen acomodativo.
Sin su Rx es de 20 Dpm (ángulos objetivo y subjetivo similares), con su Rx ( OD 165 –0.50 +4.50 AV 1.0 OI (director) +4.00 AV 1.10, valor límite de positivos tolerables) se reduce a 10 DPm (dispone de reservas fusionales aceptables).

De cerca, aún con la hipermetropía compensada, aparece supresión más o menos eventual debido a que la foria de lejos(compensada) pasa a tropia (descompensada) de 18 DPm.

Con muy buen acierto, se le recomiendan bifocales con una adición potente (2.50) que, además de complementar el déficit acomodativo que también manifiesta y acercarnos al valor objetivo de positivos, reduce el estrabismo en visión próxima de 18 DPm que muestra con los monofocales, a 12 DPm.
Todas estas valoraciones con las monturas de prueba, ajustadas y bien centradas.

Aquí aparece la nota de color.

Si realizamos las mismas medidas con sus gafas habituales de exactamente la misma Rx, resulta que los resultados son aún mejores.

En visión de lejos, la endoforia pasa de 10 DPm a tan solo 4 Dpm porque resulta que sus lentes están descentrados hacia los lados temporales (de manera no buscada, porque no consta en su prescripción) 8 mm (lentes montadas a 65 mm, centros reales 57 mm), induciendo un efecto prismático en base temporal de 3,2 DPm, acortando el recorrido de compensación.

De cerca, con el descentrado potenciado por la adición, el efecto inducido es aún mayor: 5,2 Dpm BT, con lo que la endodesviación, en visión próxima, se reduce a tan sólo 4 DPm de endoforia gracias al efecto estimulador de la divergencia.

La estereopsis, con sus gafas, corresponde al máximo valor del test de Random (12,5″ de arco a 40 cm).
Por esa razón es tan importante conocer el centrado de las gafas de uso habitual, las distancias nasopupilares y el estado binocular (tanto de lejos como de cerca) porque, en ocasiones, el error de un descentrado puede convertirse en un acierto de recentrado.