Safilo comienza a deshojar la margarita para saber qué hacer con la histórica planta de Longarone que ya no forma parte de sus planes industriales.
Safilo analiza la venta de la histórica planta de Longarone
El grupo remarca la importancia de sus raíces italianas, dando un valor añadido a la plantas de Santa Maria di Sala y Bérgamo, así como del centro logístico de Padua
La multinacional anunció el pasado febrero que estaba explorando soluciones alternativas para la planta de Longarone, algo que motivó la reacción de los sindicatos, ya que en esas instalaciones trabajan 472 personas.
Ahora, Safilo ha entrado en “el proceso de evaluar una posible transferencia de la instalación a terceros con el fin de preservar el conocimiento del sitio y minimizando el impacto social”.
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Más allá de la decisión que se tome con la planta de Longarone, Safilo ha remarcado la importancia de sus raíces italianas en su ADN empresarial e industrial, dando un valor añadido a la plantas de Santa Maria di Sala y Bérgamo, así como del centro logístico de Padua.
Cabe recordar que, a finales de 2019, Safilo inició un proceso de reestructuración industrial que, en primera instancia, le llevó a cerrar la planta de Martignacco, en la provincia de Udine, en la que trabajaban 250 personas.
En junio de 2021, Safilo prescindió de su planta de producción de Ormož, en Eslovenia, tras llegar a un acuerdo con los sindicatos. En esa planta, la empresa contaba con 557 trabajadores.
Safilo alcanzó una cifra de negocio de 1.076,7 millones de euro en el ejercicio 2022, un 11,1% más al tipo de cambio actual y un 4,2% a tipos de cambio constantes, frente a 2021.
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