Miguel Ángel García (Cione): “Lo mejor está por venir”

En 50 años, todo ha cambiado. No siquiera la Gran Vía se parece a esa arteria del viejo Madrid, donde estaba aparcado el Seat 600, ese coche que ha pasado a la historia porque, dentro de él, se guarecían un puñado de ópticos -hoy los llamarían emprendedores- que, en una tarde de lluvia, decidieron unirse para crear una organización para ser más competitivos.

Y qué giros ha dado la vida, que se alimenta de pócimas de tristezas y alegrías.

La noche del sábado, al menos en lo que al clima se refiere, no se parecía en nada aquella lejana tarde, porque el termómetro no bajaba de los 23 grados centígrados y en el cielo no se atisbaba ni una nube. Sin embargo, el espíritu de los fundadores de Cione sí que imperaba en el ambiente y, por supuesto,  en las palabras de quienes hoy llevan las riendas del grupo:

“Lo mejor está por venir”, dijo en Miguel Ángel García, el director general de Cione, al cerrar su discurso, en el que hizo un breve recorrido de lo que ha sido el devenir del grupo en el mercado español de la óptica.

Miguel Moragues, el presidente de Cione, también habló, exaltando los valores de una cooperativa que ha sabido mantenerse vigente durante medio siglo, en el que ha logrado aglutinar a 1.000 socios en España y Portugal, cuyas ópticas funcionan en pequeñas poblaciones, así como en grandes capitales, lo que da cuenta de su fuerte implantación en el mercado.

Y alguien, también en esa noche de sábado, recordó los tiempos aquellos en que el grupo funcionaba en un piso de Madrid, en que los pedidos entraban por fax, en las llamadas de teléfono…

Ahora, Cione tiene unas modernas instalaciones en Las Rozas, con un almacén logístico robotizado, un estructura apuntalada por la digitalización, una marca propia que lleva su nombre y una fundación, La Ruta de la Luz, a través de la que ejecuta acciones de Responsabilidad Social Corporativa.

Después de esa noche, el grupo ya camina hacia los 100 años.