Hoya Vision Care ha reunido a líderes internacionales en salud pública, política sanitaria, clínica e innovación para advertir que la miopía infantil se ha convertido en una emergencia global que exige una respuesta inmediata.
Expertos internacionales fijan una hoja de ruta global para frenar la miopía infantil
Marius de Beer, director de sostenibilidad de Hoya Vision Care, subrayó que “este desafío creciente exige un enfoque innovador y un compromiso a largo plazo para mejorar la salud y el recorrido vital de la próxima generación»
La miopía infantil es una de las pandemias del siglo XXI. FOTO: Getty Images
El encuentro tuvo lugar coincidiendo con el Día Mundial de la Infancia, donde expertos presentaron Abordar la crisis de la miopía: uniendo la atención primaria, la política y la innovación responsable, una declaración de consenso que propone una hoja de ruta global para frenar la progresión de la miopía en la infancia.
El documento insta a pasar de “iniciativas aisladas” a una estrategia coordinada entre gobiernos, sistemas sanitarios, instituciones educativas y actores del sector de la visión. El panel multidisciplinar convocado por Hoya Vision Care destacó cuatro recomendaciones esenciales para impulsar un cambio sistémico:
Implantar el cribado visual pediátrico universal desde edad preescolar; reforzar la formación continua de los profesionales del cuidado de la visión en manejo de la miopía; integrar hábitos visuales saludables —incluyendo tiempo al aire libre obligatorio— y educación sobre miopía en escuelas y entornos comunitarios; alinear estas medidas con políticas públicas que reduzcan desigualdades en salud infantil, promuevan bienestar digital y garanticen la cobertura sanitaria universal.
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En este contexto, Marius de Beer, director de sostenibilidad de Hoya Vision Care, subrayó que “este desafío creciente exige un enfoque innovador y un compromiso a largo plazo para mejorar la salud y el recorrido vital de la próxima generación”. Añadió que la compañía quiere impulsar alianzas transformadoras en salud, políticas públicas y educación: “La detección temprana, el cuidado adecuado y la concienciación harán posible un futuro en el que la miopía deje de limitar su potencial”.
La miopía infantil avanza con rapidez y es ya uno de los principales retos de salud pública. Para 2050, se prevé que afecte al 52% de la población mundial, frente al 27% registrado en 2011. El impacto económico también es significativo: en 2015, las pérdidas de productividad por miopía no corregida en adultos alcanzaron 244.000 millones de dólares, reflejando cómo la miopía infantil genera efectos de por vida sobre individuos, economías y sociedades.
Un estudio de 2024 concluye que las intervenciones de control de la miopía son altamente coste-efectivas, con ratios muy por debajo de los umbrales de la OMS, lo que convierte la inacción en un error sanitario y económico.
Para Serge Resnikoff, presidente del Instituto Internacional de Miopía (IMI), “el progreso incremental ya no es suficiente; la colaboración global es esencial para convertir intervenciones probadas en políticas escalables que protejan la visión de los niños”.
A pesar de ello, los sistemas sanitarios siguen sin estar preparados para responder a la escala necesaria. Millones de niños —especialmente en comunidades vulnerables— carecen incluso de atención visual básica, y las intervenciones basadas en evidencia permanecen infrautilizadas.
Stuart Keel, representante de la OMS, señaló que “la miopía infantil exige enfoques integrados centrados en las personas en todos los niveles de atención”. Recordó que la iniciativa SPECS 2030 ayuda a los países a desarrollar estrategias sostenibles para priorizar los servicios de error refractivo y del manejo de la miopía.
“Alianzas como esta mesa redonda demuestran el potencial de la acción global coordinada, pero solo tendrán impacto si pasamos del consenso a la implementación”, concluyó.
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