El cáncer de mama, una amenaza latente

Este 19 de octubre, Día Mundial contra el Cáncer de Mama, tendrá una repercusión especial en la óptica española, donde las mujeres representan el 80,9% del sector, según los últimos datos de colegiados divulgados por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

En España, se diagnosticaron alrededor de 35.312 nuevos casos de cáncer de mama en 2023, de acuerdo con las estimaciones del Observatorio del Cáncer de la Asociación Española Contra el Cáncer, lo que representa casi el 30% de los cánceres diagnosticados en mujeres.

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Es el cáncer más frecuente y el que causa el mayor número de muertes en la población femenina en España. No obstante, gracias a los programas de cribado poblacional, se está logrando un diagnóstico precoz en muchos de estos tumores, lo que permite tratamientos habitualmente más eficaces.

A nivel global, 670.000 personas fallecieron como consecuencia de esta enfernedad, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Las estimaciones mundiales revelan grandes desigualdades en la carga de morbilidad por cáncer de mama según el grado de desarrollo humano. Por ejemplo, en países con un índice de desarrollo humano (IDH) muy alto, a una de cada 12 mujeres se le diagnosticará cáncer de mama a lo largo de su vida, y una de cada 71 mujeres morirá por esta enfermedad. En cambio, en países con un bajo IDH, si bien se diagnosticará cáncer de mama a una de cada 27 mujeres, una de cada 48 morirá por esta enfermedad.

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Aproximadamente el 99% de los casos de cáncer de mama afectan a mujeres, y entre el 0,5% y el 1% a varones. El tratamiento de esta enfermedad en los hombres sigue los mismos principios que los aplicados a las mujeres.

Algunos factores aumentan el riesgo de padecer esta enfernedad, como el envejecimiento, la obesidad, el consumo nocivo de alcohol, los antecedentes familiares de cáncer de mama, la exposición previa a radiación, el historial reproductivo (como la edad de inicio de los periodos menstruales y la edad en el primer embarazo), el consumo de tabaco y el tratamiento hormonal posterior a la menopausia.

Alrededor de la mitad de los casos de cáncer de mama corresponden a mujeres sin ningún factor de riesgo identificable, excepto el género (ser mujer) y la edad (más de 40 años).

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Aunque los antecedentes familiares de cáncer de mama aumentan el riesgo de padecerlo, la mayoría de las mujeres a las que se les diagnostica esta enfermedad no tienen antecedentes familiares conocidos, según la OMS. La ausencia de antecedentes familiares no significa necesariamente que una mujer esté menos expuesta a padecer cáncer de mama.

Signos y síntomas

La mayoría de las personas no experimentan síntomas cuando el cáncer está en fase temprana, por lo que es fundamental la detección precoz.

El cáncer de mama puede presentar distintas combinaciones de síntomas, especialmente en fases más avanzadas. Estos pueden incluir:

– Nódulo o engrosamiento en el seno, generalmente indoloro.

– Cambio en el tamaño, forma o aspecto del seno.

– Aparición de hoyuelos, enrojecimiento, grietas u otros cambios en la piel.

– Modificaciones en el aspecto del pezón o de la piel circundante (areola).

– Secreción anómala o sanguinolenta por el pezón.

Se recomienda que cualquier persona que detecte un nódulo anómalo en el seno busque atención médica, incluso si no es doloroso.

La mayoría de los nódulos en los senos no son cancerosos. El tratamiento de los nódulos cancerosos suele ser más eficaz cuando estos son pequeños y no se han propagado a los ganglios linfáticos cercanos.

El cáncer de mama puede propagarse a otras partes del organismo y provocar otros síntomas. Con frecuencia, el primer lugar donde se detecta la propagación es en los ganglios linfáticos de la axila, aunque también es posible que haya ganglios linfáticos cancerosos que no puedan detectarse.

Con el tiempo, las células cancerosas pueden propagarse a otras partes del cuerpo, como los pulmones, el hígado, el cerebro y los huesos, lo que genera nuevos síntomas relacionados con el cáncer, entre ellos dolor óseo o cefaleas.