‘La salud visual en las distintas etapas de la vida’, nueva campaña del Coocyl

La campaña tiene un claro mensaje para la población y trata de resaltar la importancia de visitar periódicamente a un profesional de la visión

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El Colegio de Ópticos-Optometristas de Castilla y León aconseja a las personas visitar al profesional de la salud visual de manera periódica. FOTO: Getty Images vía Unsplash

Por Redacción - 29/01/2025
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El Colegio de Ópticos-Optometristas de Castilla y León (Coocyl) estrecha sus lazos con la sociedad a través de la campaña La salud visual en las distintas etapas de la vida, dedicada a analizar el estado de la visión de las personas que tienen entre 18 y 60 años.

La campaña tiene un claro mensaje para la población: llevar una dieta equilibrada, no fumar, hacer ejercicio, utilizar gafas de sol de calidad, conocer el historial médico familiar por si hay alguna patología genética asociada a la salud ocular y visitar periódicamente a un profesional de la visión son las pautas básicas para preservar nuestra salud visual.

“Si no se aprecia ninguna anomalía, bastará con hacer una revisión cada 1 o 2 años, y ante cualquier duda o molestia, por leve que parezca, o si tenemos factores de riesgo por genética familiar, como diabetes, hipertensión, glaucoma, retinopatías o degeneraciones maculares, debemos visitar al médico de atención primaria, quien nos remitirá al especialista correspondiente”, explica el Coocyl en la campaña.

El desarrollo del sistema visual alcanza su madurez antes de los 20 años y suele permanecer estable durante la treintena, excepto por las alteraciones visuales que se pueden producir en las mujeres durante el embarazo.

Ana Belén Cisneros, vicedecana del Coocyl, sostiene que “en estos años de juventud, la graduación de la vista se modifica muy poco, y solo hay que seguir las recomendaciones de tu óptico-optometrista para mantener controlados y corregidos los posibles defectos refractivos, sobre todo la miopía —cada vez más prevalente en estas edades—, la hipermetropía o el astigmatismo, para los que existen soluciones eficaces y científicamente avaladas, como gafas, lentillas o la ortoqueratología, el único método que permite usar lentes de contacto especiales de uso nocturno para disfrutar de una buena visión durante el día”.

En la campaña, se hace énfasis en que durante el embarazo es recomendable visitar al menos un par de veces al óptico-optometrista para comprobar que la salud visual sigue bajo control y abordar de la manera más rápida posible cualquier problema.

Lo normal es que se produzcan cambios fisiológicos relacionados con las hormonas, la inflamación o el aumento del volumen sanguíneo, como el cloasma (pigmentación en los párpados); la disminución de la secreción de lágrima, que puede dar lugar al ojo seco o intolerancia a las lentillas; o cambios en la graduación ocular, pero también puede haber trastornos hipertensivos o vasculares.

Por el contrario, hay ciertas patologías oculares que mejoran en el embarazo, como el glaucoma, al darse naturalmente una disminución de la presión intraocular, y la uveítis, que suele mejorar por la producción de antiinflamatorios naturales.

Miopía, hipermetropía, astigmatismo y presbicia

La miopía es considerada por la OMS como una pandemia, y en España afecta ya a seis de cada diez jóvenes universitarios de entre 18 y 25 años, potenciada posiblemente por el mayor número de horas en visión de cerca, sobre todo por el uso de pantallas digitales. No solo es importante que este defecto no se desarrolle, ya que en adultos es casi imposible evitarlo, sino que es muy relevante controlar que no alcance cuotas de riesgo.

Superados los 40 años, más del 60 % de la población tiene un defecto refractivo, siendo el astigmatismo el de mayor prevalencia en adultos de cualquier edad a nivel mundial.

La hipermetropía también se manifiesta con mayor frecuencia a partir de los 40 años, sobre todo en mujeres, y su prevalencia tiende a aumentar considerablemente de forma paralela al incremento de la edad.

Los síntomas de fatiga visual, como ojos cansados, sensibilidad a la luz, sequedad y dolores de cabeza, suelen ser muy comunes cuando las personas hacen trabajos en visión cercana, como ocurre con un horario universitario típico o una jornada laboral en una oficina.

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