La Aneop alerta a la población sobre los efectos adversos que pueden producir las gafas premontadas

La entidad ha enfatizado que estos productos, a menudo comercializados fuera del canal óptico, no sustituyen una evaluación visual profesional.

“Como profesionales del sector, creemos en una visión basada en la ética, la calidad asistencial y la evidencia que se deriva de la presencia de un profesional durante el proceso de evaluación y graduación”.

La ANEOP también ha transmitido su preocupación porque el uso de gafas premontadas se ha convertido en una práctica cada vez más extendida y que, abordada de la manera incorrecta, puede poner en juego la salud visual del paciente.

No es la primera vez que organizaciones del sector ponen el ojo en las gafas premontadas. De hecho, el Colegio Oficial de Ópticos-Optometristas de Andalucía (Coooa) viene advirtiendo, ya desde hace algunos años, del riesgo de la utilización cotidiana y sin control profesional de las gafas premontadas.

Las gafas premontadas las utiliza el 12 % de la población , cuando solo pueden ser aptas para un 2 % y siempre que se las use de manera ocasional.

Las gafas premontadas pueden provocar lagrimeo en las personas que las utilizan e, incluso, desatar cefaleas, fatiga visual, vértigos y dolores cervicales. Además, su uso cotidiano genera problemas de adaptación a gafas progresivas, desarrollo o aumento de patologías, cansancio y bajo rendimiento visual o laboral, etc.

Compuestas por lentes de aumento para visión de cerca, las gafas premontadas son fabricadas y vendidas con unas medidas y graduaciones genéricas, sin contar con el asesoramiento ni la prescripción de un profesional sanitario.