Este artículo forma parte del Cuaderno de Emprendimiento editado por Modaengafas.com.
El mejor momento para emprender es ahora
Un análisis del ecosistema emprendedor actual y las claves para convertir una idea en un negocio real y sostenible en el tiempo

Emprender es una opción que va al alza en España. FOTO: Diego PH vía Unsplash
El espíritu emprendedor en España ha crecido de forma constante en los últimos tres años. Según el último informe GEM (Global Entrepreneurship Monitor 2023-2024), el número de españoles que quiere montar un negocio ha pasado de un 9,4% a un 11,2%, un nivel que no se veía desde el año 2012. Además, en estos momentos el 13,5% de los españoles están inmersos en el arranque y consolidación de una iniciativa emprendedora.
Se constata, en definitiva, que cada vez más españoles que quieren emprender se convierten en emprendedores en la realidad. Y que se van reduciendo las barreras tradicionales que frenaban ese paso. Así, mejora el número de quienes perciben oportunidades (42%) y se reduce el miedo al fracaso; solo uno de cada tres potenciales emprendedores cree que el miedo al fracaso podría condicionar su decisión de montar una empresa. Además, quienes quieren emprender se ven capacitados para lanzar un negocio y uno de cada dos conoce a personas que ya están emprendiendo, un hecho clave a la hora de buscar alianzas o aprender de otros modelos de negocio.
Estos datos son el resultado del enorme esfuerzo que se ha hecho en los últimos años por el fomento del emprendimiento y el impulso de redes de apoyo para emprender. Y si bien es cierto que en España quedan todavía otros aspectos clave por mejorar, como la dificultad para acceder a financiación o el exceso de trámites burocráticos, todo indica que estamos en un buen momento para lanzarse y convertir ese sueño en una empresa real. Eso sí, antes de arrancar, conviene analizar bien si realmente tenemos una idea que se puede convertir en un negocio real y con qué recursos contamos para hacerlo.
Una buena idea de negocio
Muchos emprendedores encuentran su idea de negocio al detectar un fallo en el mercado que ellos pueden resolver: por una necesidad propia o de algún familiar (como Carlo Castellano, fundador de Park4Dis, una aplicación que ayuda a encontrar plazas de parking para discapacitados) o porque lo echan en falta entre los servicios que ofrecen otras empresas (como Habitium, un comercio online que se ha especializado en productos de gran volumen, como mamparas, baños, etc. un nicho que cuando ellos lanzaron la empresa no estaban cubriendo bien los gigantes como Leroy Merlin o Mano Mano).

Además de la idea, antes de lanzarse hay que tener claro si realmente tenemos la capacidad para sacar adelante el proyecto. FOTO: Getty Images vía Unsplash
Estos ejemplos nos demuestran que los nichos de mercado son el lugar natural para las pequeñas empresas, porque resulta más fácil triunfar cuando se tiene mucho foco en un solo producto o servicio que intentar abarcar a más potenciales clientes con una gran oferta de productos y servicios. La especialización ofrece más oportunidades que los conceptos genéricos y así lo demuestran marcas españolas monoproducto como La casa de las carcasas, fundada por Ismael Villalobos, o PadelPROShop, impulsada por Dionisio Ugalde y que hoy es el segundo mayor comercio especializado en pádel del mundo.
Otra forma de encontrar buenas ideas es estar al cabo de las tendencias y nuevas necesidades del mercado. Pensemos, por ejemplo, cómo la preocupación por el cuidado de la salud física y mental ha dado pie a tan diversas formas de resolver esas nuevas necesidades. Vemos propuestas para colectivos específicos, como puede ser la alimentación para celíacos o el cuidado de la salud mental en niños con problemas de aprendizaje, donde Elena Betés, fundadora de Rastreator, ha visto ahora la oportunidad para volver a emprender y ha lanzado la plataforma Dide.org para la detección temprana de estos problemas.
Vemos también emprendedores que ofrecen servicios de salud a las empresas, en lugar del consumidor final, ya que ahora muchas compañías incluyen estos servicios para sus empleados. Un ejemplo sería Mentiness, fundada por Javier Alejandro Serrano Fernández. O empresas que llevan a domicilio productos que antes solo estaban al alcance de los profesionales, como Glucovives, una aplicación para controlar los niveles de azúcar en sangre, fundada por Leire Francés y Alberto Conde Mellado.
En 2009, Esteban Urrutia adquirió una óptica de Alain Afflelou en el centro comercial Carrefour de Lugo
También hay emprendedores que se lanzan al mundo empresarial de la mano de una marca reconocida en el mercado. En 2009, Esteban Urrutia adquirió una óptica de Alain Afflelou en el centro comercial Carrefour de Lugo y ahora gestiona nueve establecimientos que funcionan bajo el paraguas de la multinacional francesa.
Todos ellos son ejemplos de cómo en torno a una misma necesidad hay distintas formas de dar respuesta al mercado. La ventaja de emprender en torno a tendencias emergentes como salud, sostenibilidad, comercio online, turismo, agroalimentación, óptica, audiología o la educación es que resulta más fácil conseguir financiación y apoyos en programas de emprendimiento. Pero realmente hay programas para todo tipo de proyectos en las agencias de desarrollo local, CEEIs, Parques Tecnológicos y demás instituciones que hoy forman parte del ecosistema emprendedor español.
Falta de formación o experiencia
Además de la idea, antes de lanzarse hay que tener claro si realmente tenemos la capacidad para sacar adelante el proyecto o si preferimos hacerlo con algún tipo de apoyo: por ejemplo, bajo el modelo de franquicia o con un socio que complemente nuestras habilidades y reduzca nuestras carencias.

Otra forma de encontrar buenas ideas es estar al cabo de las tendencias y nuevas necesidades del mercado. FOTO: Kakob Owens vía Unsplash
Otra clave es acudir a los muchos programas de apoyo al emprendimiento que hay tanto a nivel local como nacional. Estos programas van desde el apoyo necesario para convertir una idea en una empresa real, a través de las redes de incubadoras de empresas y mentorías que se han ido creando por toda España, a programas de aceleración para ayudarlas en etapas más avanzadas, con programas de scaleup e internacionalización. Normalmente las aceleradoras buscan más empresas innovadoras y de base de tecnológica (startups) pero hay también muchos programas que apoyan áreas concretas: salud, comercio, turismo, agroalimentación…
Conviene estar bien informado de los programas institucionales a nivel local, regional, nacional o europeo, que apoyan el emprendimiento con mentorías y ayuda financiera, pero también de las cada vez más frecuentes iniciativas privadas para apoyar el emprendimiento como Wayra, la aceleradora de Telefónica para startups de tecnología, o la Fundación Cajamar, que apoya proyectos de agroalimentación.
Financiación para tu proyecto
La falta de apoyo financiero es otra de las barreras que suelen echar por tierra los sueños emprendedores de muchos. Aquí conviene apuntar varias cosas. Una, el emprendedor tiene que estar dispuesto a poner parte del dinero necesario para emprender. Y tiene toda la lógica: si uno mismo no está dispuesto a invertir en su proyecto, ¿por qué van a confiar los bancos y business angels?
Dos, hay que saber bien adonde acudir en función del proyecto que tengamos entre manos: para negocios más tradicionales, en las fases más tempranas es habitual acudir a financiación bancaria o inversores no profesionales, como familia y amigos. Dentro de la banca conviene recordar que existen líneas para emprender con respaldo institucional que facilitan el acceso a la financiación y ofrecen mejores condiciones, como las líneas ICO o los préstamos participativos de ENISA.
Pensemos, por ejemplo, cómo la preocupación por el cuidado de la salud ha dado pie a tan diversas formas de resolver esas nuevas necesidades
Tres, para proyectos tipo startups (de base tecnológica) la banca no es la mejor opción, pero en cambio pueden acceder a las redes de business angels, ENISA y CDTi (que apoyan más la innovación tecnológica).
Por último, conviene no olvidar el modelo de crowdfunding con el que muchos emprendedores lanzan campañas para financiar productos y servicios que puedan enamorar a los clientes: una cerveza especial, un artículo premium para mascotas, un producto artístico… Plataformas como Kickstarter, Indiegogo, Verkami o Lánzanos ayudan a organizarlas.
El modelo de negocio
Otra cuestión clave: una idea no es una empresa. Nadie invierte su tiempo y su dinero en una idea. Para saber si realmente tienes un negocio potencial, debes responder a una serie de preguntas sobre cómo implementarla en el mercado para ver sus fortalezas y debilidades. Preguntas como cuál es mi propuesta de valor (cómo diferenciarme), quién es mi público objetivo y cómo voy a llegar a él, quién es mi competencia, qué precio le pongo a mis productos o servicios, de qué recursos dispongo para hacerlo, cuál es mi modelo de ingresos, cuál es el margen de beneficios y cómo voy a hacer que el negocio sea sostenible en el tiempo.
Esa propuesta de valor puede ser algo que haga resaltar tu producto: por ejemplo, la marca de zapatillas HOFF, fundada por Fran Marchena, ha buscado la diferenciación por el colorido de sus propuestas. Cuando lanzaron, la mayoría de las sneakers del mercado eran blancas y las que tenían diseño eran zapatillas premium. Su propuesta de valor fue poner color a las sneakers y ofrecer un producto de calidad a buen precio.
La falta de apoyo financiero es otra de las barreras que suelen echar por tierra los sueños emprendedores de muchos
Esa propuesta de valor se puede basar también en la diferenciación por el precio: un modelo low cost para productos y servicios que antes no estaban al alcance de todos, un modelo de suscripción, un modelo freemium (servicios gratuitos para volúmenes pequeños), una tarifa plana, etc.
Para estar seguros de que esa propuesta de valor tiene sentido se debe analizar si hay un público dispuesto a pagar por ello y dispuesto a pagar el precio al que necesitamos vender para que el negocio sea rentable. Y la forma de saberlo es ponerlo a la venta. Los estudios de mercado están muy bien y son importantes, pero solo la venta valida, de verdad, la idea. Para arriesgar lo mínimo podemos buscar formas de testar nuestra propuesta como vender en tiendas pop up (que aglutinan de forma temporal una pequeña oferta de marcas), en canales de terceros (HOFF empezó sin tiendas) o haciendo una versión básica de lo que queremos lanzar (un producto mínimo viable).
El plan económico-financiero
Incluso aunque estemos pensando en un negocio muy sencillo, debemos ponerlo sobre el papel con números. Es lo que nos va a ayudar adeterminar la viabilidad económica del negocio. En esas cuentas debemos contemplar la estructura de costes fijos y variables para el funcionamiento del negocio, las obligaciones fiscales, el plan de marketing, el coste de financiación (si acudes a financiación externa), el margen de beneficio, etc.
También se debe detallar bien cuánto dinero se necesita para poner en marcha el negocio, el volumen de ventas previstas, los costes de inicio y de mantenimiento del negocio. Y, sobre todo, conocer bien el flujo de caja del modelo de negocio: los plazos en los que se cobra a los clientes y se paga a los proveedores. Muchas empresas cierran siendo rentables por no prever el plazo que tarda en hacerse efectivo el ingreso de una venta.
Otra clave económica para el éxito del negocio es pensar que al principio siempre cuesta arrancar y que conviene tener un colchón financiero de unos seis meses para hacer frente a todos los pagos si no hay ingresos.
Por último, hay que recordar que todas estas previsiones son eso, previsiones. Es posible que no se cumplan y que haya que hacer cambios para adaptar el negocio a la realidad del mercado. Y llegado el caso, siempre es mejor hacer esos ajustes a tiempo que empeñarse en una idea que no funciona.
La forma jurídica de la empresa
En el momento de dar el paso para constituir la empresa, debemos tomar una última decisión fundamental para el futuro del emprendedor: la forma jurídica del negocio. Elegir entre montar una sociedad o emprender como autónomo. La diferencia es clave en lo que se refiere a los riesgos que asumimos.Si la empresa incurre en deudas, el empresario individual responde con todo su patrimonio presente y futuro para hacer frente a esas deudas, por el contrario, bajo la forma de una SL, la responsabilidad se limita al patrimonio de la empresa. Montar una sociedad tiene más trámites, pero reduce la factura fiscal y el riesgo.

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