El arte de ver - Modaengafas.com

Con determinadas “creaciones” artísticas, como la de una estatua invisible de 15.000 euros (pagada con dinero público, por supuesto) o con la “performance” de una persona rompiendo espejos como una posesa en una “instalación”, pasa como con el cuento del traje del emperador, nadie se atreve a decir que va desnudo.

Incluso algunos críticos se creen dotados de ver mucho más allá de lo que vemos la mayoría.

Estas mentes privilegiadas critican nuestra falta de educación y sensibilidad artística, nos atribuyen mentes burdas incapaces de captar la esencia y belleza de un plátano empotrado contra un lienzo o de una vieja caja de cartón con una escoba.

Y es que el adjetivo “conceptual” puede disfrazar la estupidez hasta extremos inimaginables.

Jugando con interpretación visual de lo que miramos, nos cuelan una perspectiva suficientemente retorcida como para darnos la sensación de que también podremos llegar a ver como los dioses, aunque nuestra mirada sea sencilla y limitada.

«Antes con el dinero se hacía arte, hoy con el arte se hace dinero»

Eso sí, cuando los que ven en el arte el traje desnudo descubriendo todas las gracias a una creación desgraciada, tienen ocasión de comprarse un buen coche, no lo quieren abollado, pintado a brochazos o con un alambre retorcido en el techo.

Antes con el dinero se hacía arte, hoy con el arte se hace dinero. En este sentido, determinadas propuestas artísticas permiten un gran volumen creativo con la mínima dedicación temporal.

Si la Capilla Sixtina se hubiera pintado a brochazos la habrían acabado en una tarde.

Y es que, en el fondo, las grandes creaciones no necesitan de guías para hacerse Ver, porque el verdadero arte emociona sin necesidad de intermediarios.

Otra cosa es que se ponga en contexto, se explique o se comente por qué podemos y debemos educar la visión, pero seamos prudentes, no sea que el “educador” pretenda que veamos lo que no es.